El pequeño "defecto" de Lara Álvarez que colmó la paciencia de Fernando Alonso
La ruptura entre la periodista y el piloto de Fórmula 1 sigue sin cuadrar a aquellos que conocían de cerca su historia de amor. Sin embargo, parece que hay otras razones de peso.
Todavía hay muchos que siguen sin asimilar que lo que hubo entre Fernando Alonso y Lara Álvarez, un amor sonado y cantado a los cuatro vientos, se haya terminado de forma tan abrupta.
Así, sin más y sin derecho a réplica. De esas situaciones en las que, dicen, decides tomar la calle de en medio y no atender a causas ni razones. Aunque, quizás, haya algo detrás que lo justifique.
Y es que nos llegan rumores que están sonando con fuerza en los mentideros del corazón y que señalan a la facilidad con la que Lara habla de su vida como la razón por la que la relación ha saltado hecha añicos.
Una forma de ser que Fernando conocía de antes y a la que se sumaba, además, que Lara es periodista. Algo que, últimamente, parecía no gustarle a Fernando Alonso. El ex de Raquel de Rosario no comulga con los medios de comunicación y, aunque en los últimos tiempos se había abierto a ellos más de lo que nos tiene acostumbrados, no le gusta nada la persecución y que hablen sobre su vida privada.
Fernando la presionaba en ese sentido y buscaba que se alejase un poco de su cara más mediática
Pero que la cosa venga de Lara… peor. Dicen que Fernando la presionaba en ese sentido y que buscaba que se alejase un poco de su cara más mediática. Incluso, nos apuntan a que Fernando empezó a dudar si era, supuestamente, Lara la que filtraba informaciones a la prensa que luego aparecían en diferentes medios de comunicación; como varias portadas de Hola.
Incluso, señalan desde El programa de Ana Rosa, que Fernando se habría mudado de casa sin contárselo a Lara para que no apareciese en prensa.
Una presión y una desconfianza que, ciertamente, podría haberle pasado factura a Fernando y cansado mucho a Álvarez; que parece haber tenido más peso en este adiós definitivo.
Sin vuelta atrás
Como ha contado ya este periódico, Fernando está destrozado. Triste y sin ser capaz de afrontar una situación que le está superando. Sobre todo por la imposibilidad de entender porqué, como apuntan los cercanos a la pareja, Lara no quiere ni intentar solucionarlo.
No responde a llamadas –que las ha habido-, no reacciona a los intentos que tuvo Alonso de acercar posturas y, sobre todo, no es de las que dan segundas oportunidades.
De hecho, ya hemos podido ver a una Lara Álvarez sonriente yendo de compras por Madrid con una amiga. Guapa, bien arreglada y sin visos de sombra de tristeza o cansancio por las largas noches en vela. Quizás la decisión que ha tomado de negarse a dejar de ser cómo es o abandonar su forma de vida, le hacen estar todavía mas segura de su decisión.
Ha enseñado lo mejor de ella y se ha molestado en dejarlo bien patente. Para ello se ha sentado en una terraza a sabiendas de que iban a tomarle una cantidad ingente de fotos, de su sonrisa y su estoy estupendamente. Un postureo con mensaje.
En cambio Fernando se ha dejado ver mucho más serio en Melbourne. No ha dudado en atender a los fans, en firmar los autógrafos pertinentes. Pero sonrisas, ni una.