La reunión entre Sánchez e Iglesias hace saltar todas las alarmas en el PP
Los dirigentes del PP están convencidos de que el encuentro entre los líderes del PSOE y Podemos acabará en boda. Todos los indicios que tienen llevan a esa conclusión.
En el PP ven casi inevitable el pacto de Pedro Sánchez con la izquierda radical. Están convencidos de que Sánchez lo va a intentar y de que la reunión con Pablo Iglesias es el primer paso hacia ese acuerdo que incluiría además a los independentistas. Para los 'populares' la deriva radical de Sánchez es evidente y el pacto con Ciudadanos es sólo una cortina de humo. La suma de varios argumentos les lleva a concluir que la reunión entre Sánchez e Iglesias acabará en boda.
En primer lugar aseguran que desde hace un siglo siempre que la izquierda ha tenido la oportunidad de pactar para echar a la derecha lo ha hecho. Eso es lo único que les ha unido de manera puntual en diferentes ocasiones. Ahora creen que no va a ser diferente, que las líneas rojas del PSOE se han ido borrando hasta casi desaparecer. Todas excepto una, claro: pactar con el PP. Por lo demás, nadie habla ya ni del derecho a decidir, ni la abstención de los independentistas. No es que no estén, es que se obvian y, llegado el caso, se camuflarán con retórica.
El segundo argumento es la constatación de un hecho. El PSOE y Podemos ya han pactado en varias comunidades y ayuntamientos de la misma manera que los socialistas también han pactado con los independentistas catalanes en muchos municipios de esa comunidad autónoma.
De ahí se deriva el tercer argumento: no hay fuerza interna en el PSOE capaz de frenar a Sánchez. Si bien algunos 'barones' son reticentes a pactar con Podemos a escala nacional, no tienen legitimidad moral para impedírselo a Sánchez ya que ellos mismos gobiernan gracias a los votos del partido de Iglesias. Es el caso, entre otros, de Fernández Vara en Extremadura, de Page en Castilla-La Mancha, de Ximo Puig en la Comunidad Valenciana y de Javier Lambán en Aragón.
El cuarto argumento no es menor. Algunos dirigentes socialistas cada vez disimulan menos, incluso en público, su deriva radical porque se sienten respaldados por Sánchez. Como muestra dos botones. Hace unos días, la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, manifestó sin tapujos que “se abre un eje muy interesante de políticas de izquierdas entre EH Bildu, Podemos y el PSE-EE que puede traer muchos beneficios a este país”. Nada menos. No sólo mete a la izquierda radical de Podemos sino que se mete en el ajo también a los proetarras, saltándose sin tapujos lo que era hasta ahora una línea roja incuestionable. El otro botón es la deriva del PSC. Su número dos, Núria Parlon abogó recientemente por el derecho a decidir de Cataluña, un asunto que aparece y desaparece del programa de los socialistas catalanes como el Guadiana.
El quinto y último argumento pasa por la situación interna de Podemos. Los 'populares' creen que la debilidad mostrada por esta formación juega a favor del PSOE. Tanto sus disputas internas por el poder del partido como el desmembramiento que puede sufrir el partido en Galicia -con las Mareas-, en Valencia -con Compromís- y en Cataluña -con Ada Colau- pueden rebajar sus expectativas electorales y, en consecuencia, sus exigencias para formar un gobierno con el PSOE.
Cinco piezas de un puzle político que comienzan a encajar y que puede concluir con la izquierda radical gobernando España. Un Ejecutivo débil que tendría que hacer concesiones de todo punto irresponsables en política económica y en política territorial. El escenario no puede ser peor.