La fotografía que tiene aterrada a Isabel Pantoja: si se publica le hará polvo
Descubrimos los verdaderos motivos por los que la tonadillera se niega a que Dulce recoja sus pertenencias. Justo ahora que adquiere importancia una frase lapidaria suya contra Raquel Bollo.
Isabel Pantoja está nerviosa y ciertamente desubicada. No sólo porque la adaptación a la rutina tras los meses de encarcelamiento esté resultando agotadora, sino porque no sabe cómo gestionar todos los conflictos que tiene incandescentes. La brecha con su hija sigue abierta, los enfrentamientos entre los miembros de su club de fans son ya peligrosos, y sus amigos parecen traicionarla a cambio de dinero. Todo son problemas sin resolución y que nublan los días soleados tras la penumbra. Su mayor pesar gira en torno a la figura de la eterna niñera. Pantoja no le permite entrar en Cantora para recoger sus cosas.
Las misteriosas fotografías que Dulce podría usar en contra de Isabel Pantoja
A pesar de lo explicado, la realidad es que Isabel tiene miedo a que Dulce pueda hacer un mal uso de las fotografías que obran en su poder y que, en el peor de los casos, demostrarían la buena y estrecha relación que, durante años, mantuvieron. Insisten en que, aunque no ha rebuscado entre sus pertenencias, Pantoja es consciente de que la niñera desleal conserva recuerdos gráficos que podrían suponer un filón para llenar sus arcas.
Le preocupa que pueda sacar de contexto imágenes que, a pesar de pertenecer al ámbito privado, podrían ser publicadas con el expreso consentimiento de una de las protagonistas. A pesar del miedo, casi terror, me aseguran que Dulce no tiene intención de airear secretos inconfesables ni tampoco de publicar instantáneas comprometidas. Eso sí, me confirman que, si en un plazo razonable Isabel no le permite el acceso a la finca, recurrirá a la justicia. No creo que la sangre llegue al río.
Isabel Pantoja lleva años recriminando la actitud mercantilista de Raquel Bollo
Renglón aparte merece la polémica sobre la nula relación que Raquel Bollo mantiene en la actualidad con Pantoja. Me escama tanta crispación ante el inmerecido e ingrato desplante de la tonadillera. Llueve sobre mojado. Todavía recuerdo una entrevista en la que Isabel me confesaba estar "harta" de la mercantilización que, según ella, estaba haciendo Raquel en los platós de televisión: "Que hable de ella, que a mí me deje en paz, que cuente cosas de su vida que tiene mucho para explicar", me dijo sin titubeos ante el asombro de los testigos mudos que escucharon sus palabras.
Ironías del destino, la única que se salvó de los dardos fue Chelo García-Cortés, ahora sufridora en silencio del ninguneo de la cantante. No me sorprende este final, teniendo en cuenta que su entorno mantiene una hilarante competición por el cariño de Isabel. También quienes ahora lamentan la pérdida eran instigadores de odio y desavenencias. No les temblaba el pulso al bombardear a quienes, como este que les escribe, caímos casualmente en la lista afectiva de Isabel. Jamás olvidaré aquellos conciertos en los que coincidía con su camarilla habitual. Ellos juntos y en barrena. Yo siempre desterrado. Ay si Foski hablara.