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Belén Esteban aplaude y alienta a una Ylenia Padilla bajo mínimos

La valenciana compareció en televisión para responder a la demanda que Toño Sanchís le ha interpuesto por difamación. Sin embargo, llamó la atención su forma de hablar.

Belén Esteban en una imagen de archivo

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Apareció como una exhalación. Ylenia Padilla concedió su primera entrevista después de que se conociera que Toño Sanchís había decidido ponerle una demanda por difamaciones e insultos. Durante la charla -en la que la valenciana amenazó con explicar episodios que podrían comprometer al concursante de Levántate All Stars- Ylenia acusó a su ex representante de ser homófobo y racista, aduciendo a los chistes sobre homosexuales y sudamericanos con los que Toño almibaraba algunas de sus reuniones.

Me pregunto si su percepción delictiva se extiende también a otros artistas como Bertin Osborne, Arévalo, Paz Padilla o Los Morancos que en más de una ocasión han hecho referencia a "mariquitas" o latinos para arrancar carcajadas. Más bien resulta un ataque pueril e innecesario en un momento en el que, hasta los chistes, son considerados armas de destrucción masiva.

Las redes sociales siguen destacando la extrema delgadez de Ylenia y su incomprensible habla

Pero, mucho más que sus acusaciones, Ylenia volvió a destacar por su aspecto físico y el diálogo, en ocasiones incomprensible, que mantuvo con los colaboradores. Las redes sociales siguen acumulando comentarios acerca del preocupante e inquietante habla, que sorprendió también a Gema López y Jorge Javier Vázquez, quien confesó que, a pesar de disfrutar escuchándole, "a veces me cuesta entenderte". Una apreciación que, en efecto, no ha pasado desapercibida para los seguidores de Sálvame que también tachan de injustificable la actitud de Belén Esteban, la mejor amiga de Ylenia, alentando el espectáculo bizarro.

Más que reírse de la situación, Belén debería tomar cartas en el asunto y templar a Ylenia

Me escama que sea ella, precisamente, la que aplauda, apoye, subraye y aumente un comportamiento televisivo lamentable que, sin duda, me hace recordar sus peores tiempos en los que naufragaba hacia la deriva. Más que reírse a mandíbula batiente ante una espontaneidad inexistente, quizás Belén debería extender su mano, pautar recomendaciones y aconsejarle serenidad y templanza. No aventuro un buen desenlace en este extraño cuento.

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