Los alemanes iban de gris y tú de azul

@Joaquin_Sevilla: “Hace unos días murió Madeleine LeBeau (a los 92 y en Esp por cierto). ¡Que papel en Casablanca!” ‏ ‏

Si se anuncia que Madeleine LeBeau ha muerto, probablemente pocos se conmuevan por la noticia. Pero la cosa quizá cambie si se dice que ha muerto Yvonne, la última superviviente de los intérpretes de Casablanca, para muchos críticos la mejor película jamás rodada y, para todos, el icono por excelencia de la historia del cine.

Son muchas las escenas inolvidables de la película, pero, con permiso del momento Sam cantando As time goes by, la más recordada posiblemente sea el duelo a golpe de himnos entre unos oficiales alemanes y la variopinta fauna del café de Rick (grupo multicolor formado por refugiados, héroes, truhanes, ladrones, derrotados, fugitivos y colaboracionistas, mutados en una repentina escuadrilla de enfervorizados patriotas franceses), armados aquéllos con el Die Wacht am Rhein, himno oficioso de la Alemania nazi, y éstos con La Marsellesa, símbolo de la resistencia frente a la ocupación alemana y por ello proscrito por el Gobierno colaboracionista de Vichy.

Aunque dentro de esta escena suele siempre destacarse la imagen de Victor Laszlo, el patriota checo escapado de un campo de concentración nazi, dirigiendo la orquesta y animando con su valor y entusiasmo a los parroquianos del café en su grito por la libertad, siempre he creído que hay incluso otra imagen con una fuerza aún más conmovedora: la de la despechada Yvonne que, de estar sentada a la mesa con un oficial alemán entre copas y complicidad, al oír los primeros compases del himno se suma decidida al coro, transfigurada, cantándolo entre lágrimas y despidiéndolo al final con un estruendoso "Vive la France", desbordante de fraternidad y fervor patriótico.

Y es que si con el gesto de Victor Laszlo entendemos quién es el personaje, por qué le temen los nazis, por qué Ilsa abandonó a Rick por él y por qué es posible que lo vuelva a hacer; con el canto emocionado de Yvonne comprendemos que siempre es posible la redención, por muy cobarde -o frívolo- que haya sido el crimen cometido.

5.189.333 votantes de Podemos volverán a las urnas el próximo 26 de junio. Que nadie diga que estos son malos tiempos para la lírica: al fondo, se intuye ya el murmullo de muchas voces sumándose a la de la redimida Yvonne… Y si todo fuera un espejismo, que no cunda el pánico. Tampoco será para tanto: ¿quién quiere ganar con el mayor Strasser, si se puede compartir la derrota con Rick, Ilsa, Laszlo y el capitán Renault?