Ana Boyer sufre, en silencio, la puñalada trapera de cierta revista
El resquemor de la pequeña de Preysler con su revista de cabecera es más que patente. Tras la comentada portada de su madre en el Hola argentino, Ana se ha encontrado también con lo suyo.
Ya ha pasado. Con diferencia de pocos días hemos tenido el “placer” de contar con la presencia de dos de las hermanas Preysler ante los medios de comunicación.
Después de un tiempo alejadas de la prensa –al menos, en lo referente a Tamara Falcó-, ambas se han expuesto , por contrato, acorde a sus distintas formas de ser.
Mientras, como informaba este periódico, Tamara hablaba sin problema alguno de su vida y de la de sus allegados, Ana se mostraba más reservada y discreta. No en vano Falcó es conocida por su naturalidad y su verborrea más que sincera; hasta el punto de llegar a reconocernos que Ana y mamá Isabel le habían prohibido específicamente que no hablase de ellas. Algo que, evidentemente, no ha cumplido.
Ana, en su presentación oficial como chica Ipanema, se ha mostrado más cauta. Por no decir, escueta
En cambio Ana, en su presentación oficial ante la prensa como chica Ipanema, se ha mostrado más cauta. Por no decir, mucho más escueta. Al fin y al cabo, la firma le paga por posar ante los medios y conceder un número de entrevistas, no por desgranar todas sus intimidades en ellas.
Pero una cosa que no se nos pudo pasar por alto durante su posado en el photocall fue la más que notoria molestia de Ana con su revista de cabecera. Aunque con la boca chica, la menor de Miguel Boyer nos aseguró que Hola puede publicar cosas sin que ella, o su familia, esté al tanto.
Es un hecho. Pero lo mínimo que se esperaban es que, quizás, no hablasen tan a la ligera de la posibilidad de que Ana Boyer haya abandonado un trabajo más acorde a la forma de ser de su padre, Miguel Boyer, y a sus estudios privados para acompañar, o eso dicen, por el mundo a Fernando Verdasco.
Pequeña herida
Pero lo que de verdad ha molestado a Ana y, sobre todo, a Isabel es la publicación en la edición argentina de Hola de una Isabel Preysler nada fotogénica. Ni su lado bueno ni una de esas posturas pose a las que nos tiene tan acostumbradas la ex mujer de Julio Iglesias. Vamos, un dramón en toda regla.
Aunque las ediciones son independientes, el resquemor de los Preysler es patente contra el semanario, sobre todo por el interés de éste de aprovecharse – a plena portada- de una foto de Isabel pata arriba que, supuestamente, se tomó de forma privada y como concesión al local en el que se encontraba junto a Mario Vargas Llosa.
De lo demás, lo mismo. Poco dato y mucha discreción. Todavía no se sabe nada de su posible boda con Verdasco, a pesar de aquel maravilloso anillo que salió de una conocida joyería madrileña, ni de la de Vargas Llosa y Preysler.
Eso sí, pudimos acercamos a comprender que la resolución de la herencia, por lotes, de Miguel Boyer está pronta a producirse. Solo unos detalles y uno de los “problemas” y acusaciones contra Isabel Preysler habrá quedado solucionado.