Cerrar

El valor de la persistencia

Si algo caracteriza al totalitarismo new age es la persistencia. Sea de extrema izquierda o de extrema derecha, ambos polos opuestos coinciden en la utilización de la repetición como arma.

El nuevo mantra podemita: del Gran Líder al Gran Wyoming.

Creado:

Actualizado:

@elpais_espana: “Pablo Iglesias quiere "ocupar" el nuevo espacio socialdemócrata: "Marx y Engels eran socialdemócratas"

Si algo caracteriza al totalitarismo new age es la persistencia. Sea de extrema izquierda o de extrema derecha, ambos polos opuestos (?) coinciden en la utilización de la repetición como arma política.

Naturalmente, el objeto de tanto esfuerzo pedagógico no suele ser la verdad (criatura perversa creada por siglos de alienación cristiana), sino la mentira, el insulto y el disfraz. Y es que dando un paso más en la perfección del viejo lema periodístico, los gurús del eterno “cambio de progreso” han adoptado como grito de guerra aquello de “que la verdad no te estropee un buen mensaje electoral”.

En todo caso, dejando aparte esos aburridos matices morales de pequeñoburgués, lo que a uno le deja admirado de personajes como Nicolás Maduro, Marine Le Pen o Pablo Iglesias, es su infatigable disposición a repetir sus mensajes hasta conquistar su objetivo. Objetivo que no es otro -sobra decirlo- que el de ser aceptados por sus destinatarios como verdades incontestables.

“La crisis terminará cuando el miedo cambie de bando”, “El mayor ataque contra la libertad de expresión es que haya medios de comunicación que sean propiedad privada”, “Se echa de menos al comandante. Venezuela es un modelo para Europa”, “La guillotina es el acontecimiento fundador de la democracia” (de esta frase lo significativo no es el texto [que sólo demostraría un tierno analfabetismo], sino la nostalgia con la que fue saboreado), “No es un problema de qué color sean las banderas, no es un problema de diagnóstico: es un problema de agregar fuerzas, de qué discurso eres capaz de construir en un momento determinado” (o sea, la mentira y el engaño como legítimos instrumentos para alcanzar el poder)… El Pablo Iglesias que ayer gritaba todo esto enardecido, hoy se nos vende como la encarnación más pura de la socialdemocracia. Es más, no satisfecho, incluso nos descubre la identidad de otros dos grandes socialdemócratas, hasta ahora ocultos: “Marx y Engels eran socialdemócratas”, dijo ayer el eminente politólogo en un desayuno informativo del Fórum Europa, con Alberto Garzón como telonero.

Ya sabemos cuál es el nuevo mantra podemita y, por tanto, el destino que nos aguarda: oírlo y oírlo hasta la extenuación, en mítines y debates, en radios y platós, desde La Sexta hasta Cuatro, desde el Gran Líder hasta el Gran Wyoming, por tierra, mar y aire…

Y tal cual, sin rubor ni tartamudeo alguno. Y es que para desparpajo, el de estos portavoces del Movimiento Popular de la Sonrisa, cuyo único mandamiento es el de no tratar a los votantes como si fueran idiotas y no olvidar nunca que, con el debido esfuerzo, pueden llegar a serlo.

El gran valor de la persistencia. Lástima que los líderes demócratas y constitucionalistas carezcan tanto de esta virtud que ni siquiera la empleen en repetir verdades. Ni siquiera aquéllas que tumbando disfraces podrían salvar nuestra libertad.