La familia de Feliciano se revuelve ante una Alba Carrillo implacable

Se lo tienen aprendido. Siguen la misma hoja de ruta del pasado, aunque la experiencia demuestra que no siempre es la mejor opción. La familia de Feliciano López está en el ojo del huracán desde que éste que les escribe publicara que los padres y el hermano del deportista habían sido claves en la separación matrimonial. Han tardado poco en desmentir categóricamente. Dicen que nada hay de cierto, que ellos nunca se han entrometido en la relación de Feliciano.

Repiten las mismas declaraciones con las que en su día se desmarcaron de la tormentosa separación de María José Suárez que yo viví de cerca. La nula asunción de responsabilidades, la incapacidad para reconocer una realidad que, al menos para Alba, es absolutamente incuestionable. No lo explica en público, pero sí en privado.

Los familiares de Feliciano no tiene inconveniente en incendiar la mecha. Saben que jugando a la confusión es más fácil que la imagen del tenista no sufra demasiado. Sin embargo, todos sus esfuerzos son en vano. O tal parece, a tenor de la actitud que está tomando Alba ante el desplante de su familia política. No quiere entrar en enfrentamientos que no van a llevarle a ningún sitio.

A pesar de su decisión, me aseguran que era tal la intromisión que, en más de una ocasión, Alba tuvo que pedir a Feliciano que se permitieran tener encuentros privados, sin la necesidad de que siempre estuviera presente un miembro de su familia. Pero el tenista rara vez cumplía con el deseo de su esposa, siempre puesta en duda.