La sorpresa “a la americana” que Sánchez guarda en un cajón
Begoña no deja a nadie indiferente. Muchos la conocieron cuando se coló por detrás de Errejón frente a la cámaras haciendo el signo de la victoria. Algunos llaman a la pareja "los Obama".
Para curar las heridas de Pedro Sánchez, quizá para animarlo ante unas pésimas perspectivas electorales, siempre está su mujer, Begoña Gómez. “Por momentos, parece incluso que el candidato del PSOE va por detrás de su esposa”, señala un “fontanero” socialista. Muchos españoles se la encontraron de sopetón y le pusieron rostro a raíz de la polémica que protagonizó tras el debate de su marido con Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Sáenz de Santamaría. Concluida la retransmisión, mientras Íñigo Errejón daba su opinión a una cámara, ella por detrás se coló haciendo el gesto de victoria. Aquel momentazo se convirtió en viral en las redes.
El fuerte carácter de Begoña se hace notar en cada acto al que asiste con el secretario general de los socialistas. Así se expresan nuestras fuentes del PSOE. Su presencia en el debate de Sánchez con Rajoy, Iglesias y Rivera acaparó los focos en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid. Esa capacidad acaparadora la dejó ella misma clara con la periodista Susanna Griso en el programa 2 días y 1 noche en Antena 3, supuestamente dedicado al líder del PSOE. Ver a Viri Fernández, la esposa de Mariano Rajoy, en una actitud similar sería inimaginable. Cada persona tiene su carácter.
La política -seguro que alguien lo ha dicho, aunque no recuerde quién- es el arte de los gestos. O, como replicó otro que tampoco recuerdo, el arte de tragar sin hacer gestos. Da igual. Sea como sea, lo que sí parece plausible es que Pedro Sánchez se tomase muy en serio el apodo que en su día llegaron a recibir él y Begoña Gómez, "los Obama españoles". De hecho, según me detallan fuentes solventes, la cosa llegó a tanto que el secretario general del PSOE barajó que su esposa diera por sí misma un mitin en la pasada campaña del 20-D. Seducido por el estilo americano, quiso que Begoña ejerciese un papel más allá de las sonrisas, besos y abrazos acto tras acto ante las cámaras y ganase protagonismo político.
Lo fundamental para Sánchez era el efecto sorpresa que tendría. Y lo consiguió. Sólo tuvo que ver las caras de asombro de los suyos en el mismo momento en el que lo propuso. La ocurrencia fue frenada por el equipo del propio líder, que hubo de guardársela en un cajón. Su directora de Comunicación, Verónica Fumanal, tuvo por lo visto mucho que ver, al igual que Juan Manuel Serrano, jefe de gabinete. Ahí sigue enterrada la idea. Muy probablemente, de manera irreversible. Porque, si se cumplen los pronósticos (en esto sí que hay casi unanimidad) parece que poco puede hacer Begoña Gómez por Pedro Sánchez para que no sea ésta la última caravana electoral que afronte como secretario general del PSOE. Por más que todavía les queden juntos un buen puñado de instantáneas hasta el 26-J. Desde luego estamos ante una de las parejas más fotogénicas que ha tenido la política española.