¿Regreso al pasado?
“Guantazo” en toda regla para los pijos universitarios que celebraron su victoria en unas redes sociales alejadas del mundo real. Y esa no es la peor noticia que podían haber recibido.
Dicen los especialistas que en unos comicios, los datos de participación baja reflejan un voto de castigo a todos los partidos y sus candidatos. El 26J, con un considerable aumento del voto por correo y con el Gobierno en juego, más de un 30% de los españoles decidió no acudir a depositar su voto, alcanzando el tercer peor dato de la democracia.
Parece absurdo, que en un país que sufre altas temperaturas estivales, los colegios cierren sus puertas a las 20:00 horas, con más de dos horas de luz solar por delante. No es el tema principal de esta columna, pero son muchos los aspectos del sistema electoral que hay que estudiar y mejorar en la España del siglo XXI.
A simple vista, los resultados del pasado domingo parecen un calco de los obtenidos el pasado #20D, pero no son un regreso al pasado y acarrearán horas de debate interno y autocrítica en todas las formaciones.
En el PP, claro ganador, Mariano Rajoy, defenestrado semanas antes por algunos líderes populares, sale reforzado en su posición de liderazgo centralizado. Bien es cierto que no pueden olvidar que el balcón de Génova sigue oliendo a rancio y que ahora, con un considerable aumento de apoyos en las urnas, es el momento perfecto para la regeneración activa. El nombre de Casado, muy importante durante la campaña electoral, gana enteros y suena en las encuestas. Apúntenlo.
El PSOE de Pedro Sánchez sigue tocando fondo. Unas terceras elecciones supondrían un nueva caída de los socialistas y son varios los barones que exigen un ejercicio de responsabilidad política en la investidura de Rajoy. El principal palo lo ha recibido Susana Díaz, que tras perder las elecciones en Andalucía, cae enteros como sucesora natural de Sánchez.
La sombra del trágico destino del PASOK griego sobrevuela Ferraz.
Unidos Podemos es el gran perdedor de estas elecciones. La coalición comunista no sólo ha quedado lejos del “sorpasso” al PSOE, sino que ha perdido 1.200.000 votos con respecto a las elecciones del 2015, “guantazo” en toda regla para los pijos universitarios que celebraron su victoria en unas redes sociales alejadas del mundo real. La principal caída de los morados se ha producido en las ciudades donde desgobiernan los autoproclamados como “alcaldes del cambio”. La pésima gestión de los regidores podemitas ha costado cara a Pablo Iglesias y los suyos.
Tampoco pueden andar de celebraciones en Ciudadanos. Los de Rivera han pagado caro el pacto de Gobierno con el PSOE. Un acuerdo con los socialistas que nació muerto antes de la firma y que jamás hubiera sumado los acuerdos necesarios para la investidura de Pedro Sánchez.
El trasvase de votos moderados de C's al PP obliga a los naranjitos a reflexionar sobre su política de negociaciones en un futuro cercano.
En esta próxima legislatura, también volveremos a ver en nuestras Cámaras a los representantes de partidos soberanistas que odian a España.
Mientras tanto, en la España del fin del bipartidismo, es una mala noticia no ver a Vox y UPyD con representación en un Parlamento plural.
Merecen mención especial los especialistas en encuestas contratados por los medios de comunicación, una vez más, han vuelto a fallar, y van...
El 20D ya es pasado y los resultados están en la mesa. Los españoles no entenderán que no se forme un Gobierno estable y que acabemos en el abismo de unas terceras elecciones generales.