Exclusiva: La terrible fotografía de Quintero que evidencia su precariedad
Este periódico ha tenido acceso, en exclusiva, a una imagen que no deja lugar a las dudas. Es la primera vez que se ve a Jesús Quintero tras su grave accidente de coche...
Visiblemente desmejorado, solo, desorientado, deambulando bajo el sofocante sol de un lugar al sur de España, El loco de la colina, parece que quería hacer más que nunca honor a su sobrenombre. Un viejo sombrero panamá, gafas oscuras para evitar ser reconocido, vistiendo una gruesa camisa de algodón de manga larga y su inseparable pañuelo al cuello, buscaba la generosa sombra de un local que le abrigara de las altas temperaturas que caldeaban nuestro país a las 16.15 horas de la tarde del sábado dos de julio. Ninguna era suficiente. Todas las terrazas que recorrió no eran válidas para cumplir sus expectativas, a pesar de buscar en todas lo mismo.
El famoso locutor Jesús Quintero, quien fuera un experto en el manejo de los silencios, llamó la atención de los veraneantes, por su dejadez tanto en modos como en susformas, que en ese momento se encontraban en las terrazas de los restaurantes de la pequeña pedanía de Portil. Un lugar recóndito de Cartaya en Huelva, donde Jesús encontró, hace años, ese paraíso de la intimidad alejado de las curiosas miradas y donde el periodista protegió su intimidad e inmunidad en refugio dorado. Un chalet en una buena urbanización a pie de playa y donde ahora se recupera del aparatosos accidente de tráfico que sufrió hace unas semanas.
Durante años, Jesús jugó a la desinformación. Obsesionado con su privacidad, siempre al despiste de las incógnitas sobre su persona. Estas fueron las pautas que marcaron los últimos años de su vida… hasta que llegó la traición y se supo de su ruina económica.
Una transcripción del sumario del caso Ausbanc revelaba una conversación de Luis Pineda, presidente de la entidad, con el presentador, donde confesaba que estaba en la ruina e insinuaba que sus hijas lo habían demandado por no poder pagarles “sus estudios”. Además, y según quedó desvelado en la transcripción, Quintero pedía ayuda a Luis Pineda, para que no le embargasen sus propiedades. “Me ejecutan (…) No tengo dinero, no tengo trabajo”, aseguraba en el extracto de conversación.
La decadencia del periodista inquieta a todos aquellos que le consideran un buen amigo, quizás esos mismos amigos fueron testigos de las innumerables fiestas hasta altas horas de la madrugada en su chalet de Portil, cuando el periodista brillaba bajo la intensa luz del foco de sus entrevistas. Solo sus más íntimos conocían de la existencia de este chalet, el mismo locutor comentaba abiertamente que entre sus propiedades estaba una casa en Huelva capital donde vivía, pero lo cierto es que residía la mayor parte de su tiempo en esta pedanía, algo que molestaba a sus vecinos, no solamente porque sufrían de las fiestas que organizaba, sino porque el periodista nunca fue un reclamo para esta desconocida pedanía que vive y necesita del turismo para sobrevivir durante el largo invierno.