No nos representan
En los últimos tiempos proliferan las decisiones dependientes de instancias que no solo no representan a sus respectivos pueblos sino que además les perjudican.
Dos noticias importantes en una semana: primero, la UE amenaza a España con una multa y De Guindos –el mismo que decía estar “cada vez más convencido” de que no se iba a multar a España- se ve en la tesitura de recaudar de nuestras empresas 6000 millones de euros más.
En segundo lugar, el abogado general de la Unión Europea ha hecho públicas sus directrices para el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y ha aconsejado a este tribunal que limite la compensación retroactiva en el asunto de las deplorables “cláusulas suelo” desde mayo de 2013, fecha en la que el Tribunal Supremo español declaró nulas las citadas clausulas por falta de transparencia.
De este modo, la justicia europea ha dado un importante espaldarazo a la banca española al tiempo que castiga duramente a miles de familias afectadas por las hipotecas con cláusulas suelo abusivas.
Un tercer asunto que quisiera tratar aquí ha sido la reunión de la OTAN en Varsovia. Los líderes de esta organización han insistido -con no poca desvergüenza- que la OTAN es necesaria porque Rusia amenaza a Europa.
Aparentemente, estos tres asuntos no tienen nada que ver pero en realidad tienen un denominador común: son decisiones dependientes de instancias que no solo no representan a sus respectivos pueblos sino que además les perjudican. En el primer caso –y dejemos a un lado la errada visión del ministro De Guindos, que solo por eso debería dimitir-, Europa sigue en sus trece sobre la política de “ajuste”.
Por no haber “ajustado” lo suficiente, los países en cuestión son multados, lo cual llevará a más “ajuste”. Dicho de otro modo, la manera de cumplir con los objetivos de déficit es multando a los países que, precisamente a causa de las multas, incurren en un déficit todavía mayor.
En el segundo asunto, la mafia bancaria está de enhorabuena. Lo mismo que con el asunto de las preferentes, se valen de la letra pequeña y de la ignorancia general en asuntos financieros para asegurarse pingües beneficios. Según informa ABC (13.7.2016), las razones del letrado europeo son básicamente dos; primero, “que el derecho de los consumidores no es absoluto”; en segundo lugar se aduce, las “repercusiones macroeconómicas”.
Tras este abstrusa explicación, Pablo Mengozzi dice que las repercusiones para el sistema de la compensación total serían importantes. Según un informe del Banco de España el coste podría ascender hasta los 7.600 millones de euros y afectaría principalmente a Caixabank, Sabadell, Popular y Liberbank, unas entidades que, tras conocerse la noticia, se disparan en Bolsa. Para Europa parece que no constituye un “derecho absoluto” la restitución de los bienes obtenidos de manera torticera y abusiva. Al final, es muy posible que todos los que han perpetrado esta engañifa les salga bien el invento.
Por último, respecto a los que teóricamente garantizan nuestra defensa, el argumento esgrimido es exactamente al revés: la OTAN se ha transformado en el instrumento de los EEUU para su peligrosa escalada con Rusia. No es verdad que Rusia amenace alguno de nuestros intereses vitales, mucho menos los intereses vitales norteamericanos. Más bien se defiende cuando se lleva la OTAN bien dentro de su legítima zona de influencia.
Dicho sea a modo de inciso, constituye una opinión cada vez más popular en los EEUU la idea de que, dependiendo de la perspectiva, Rusia puede verse como una fuerza desestabilizadora en Europa o como una fuerza que legítimamente defiende sus fronteras.
En todo caso, muchos estadounidenses piensan que este es un problema de los europeos, no de ellos, por lo que no saben qué razón hay para que paguen la mayor parte del presupuesto de la alianza. Somos muchos los que pensamos que hace falta menos OTAN, no más, y en todo caso, completamente reorientada en sus objetivos.
Por desgracia, también mucha gente (poderosa) en Washington teme que los europeos discrepen de la política estadounidense de llevar el conflicto al patio trasero de Rusia y que busquen una política conciliadora. Ahora bien: ¿es interesante para Europa un conflicto con Rusia? No lo es ni siquiera para los EEUU. Al igual que las guerras de Iraq y de Afganistán, el conflicto con Rusia constituye un ejercicio de suprema idiotez puesto en marcha por políticos que buscan satisfacer sus oscuros intereses, no los del pueblo. Esto sucede igual en el caso de la demencial política económica de la UE, del servilismo del PP para con Bruselas o de la defensa que la clase política europea hace de los intereses de la gran banca.
Todo esto va a enrarecer aún más el ambiente y la contestación. Por eso, ¿os preocupa el Brexit, Donald Trump y la “extrema derecha”? Pues no habéis visto nada aún. La resistencia a afrontar las situaciones está destinada a agravar los problemas.