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¿Qué es la democracia realmente existente?

No es ningún secreto que la política americana está cada vez más secuestrada por la élite liberal de aquél país en torno a cuatro ejes principales.

Otegi, al salir de la cárcel

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Había pensado escribir sobre el imbécil de Otegi y sus pretensiones de entrar otra vez en la nómica de todos los españoles. Había pensado en explayarme contra los valedores de ETA, el catedrático Ibarra -¡como viven los parásitos en la universidad!- o la socialista Zabaleta -¿qué filtros ha pasado esta señora para ocupar un lugar en una lista electoral?-, pero no merece la pena porque he encontrado algo mucho más interesante.

Ha caído en mis manos un informe de las universidades de Princeton y Northwestern titulado “Testing Theories of American Politics: Elites, Interest Groups and Average Citizens”. El informe de 42 páginas analiza 1800 medidas políticas implementadas en los Estados Unidos entre 1981 y 2002, y valora la actitud política del estadounidense medio, la de los estadounidenses influyentes y la de ciertos grupos de presión.

El resultado que arrojan los datos demuestra que la política de Estados Unidos está determinada por la élite económica: “la cuestión central que emerge de nuestra investigación es que la élite económica y los grupos organizados que representan los intereses comerciales tienen un impacto sustancial independiente en la política del gobierno de los EEUU, mientras que las agrupaciones o el ciudadanos medio tienen poca o ninguna influencia”.

Pero, yendo aún más allá, dice el trabajo: “¿Qué dicen nuestros hallazgos de la democracia americana? Suponen una novedad problemática para los que abogan por una democracia 'populista' y que quieren que los gobiernos respondan primera y exclusivamente a las preferencias políticas de nuestros ciudadanos.

En los EEUU, nuestros resultados indican que la mayoría no gobierna o por lo menos no en el sentido usual de que determina el resultado político. Cuando una mayoría de ciudadanos está en desacuerdo con la élite económica y con los grupos organizados de interés, generalmente pierden. Además, debido al poderoso status quo acordado en torno al sistema político estadounidense, incluso cuando una amplia mayoría de americanos está por el cambio político, generalmente no lo consiguen”.

El secuestro de la política americana

La idea de este informe enlaza con los expuesto en el artículo publicado aquí mismo la semana pasada en torno a George Soros. No es ningún secreto que la política americana está cada vez más secuestrada por la élite liberal de aquél país en torno a cuatro ejes principales: política exterior intervencionista en favor de los intereses del capital global, economía deslocalizada y exportación al extranjero de millones de puestos de trabajo, destrucción de la identidad nacional mediante la terna combinada de inmigración masiva, progresiva marginación de los valores tradicionales y difusión del relativismo moral y, por último, apoyo activo a las políticas de invierno demográfico.

La colusión de las políticas promovidas por la izquierda y los intereses del capitalismo global tienen un buen paradigma en la figura de George Soros, pero no es él el único que impone a golpe de cheque esas mismas políticas, sino más bien la “élite económica” que expone el informe aquí comentado. Esta es la razón por la cual Hermann Tertsch no alcanza a explicarse por qué todo el establishment mediático -todo, no la mayoría- se muestra en contra de la campaña de Donald Trump, que ha osado poner sobre el tapete algunas de estas cuestiones.

Muchas preguntas pueden derivarse de lo dicho hasta aquí pero la primera que nos surge es si algo parecido sucede en España. A poco que se medite es evidente que hay intereses muy poderosos en acabar con nuestro país. De lo contrario no se entiende que una organización terrorista como ETA-EH Bildu sobreviva durante cuarenta años, obtenga fondos públicos, tenga medios económicos y cobertura legal para convencer a débiles mentales sobre sus tesis y al final quieran presentar a un merluzo y sanguinario pueblerino a las elecciones con pocas o ninguna consecuencia.

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