Kiko Matamoros y Makoke buscan al topo que les ha reventado la boda
El matrimonio no esconde su asombro ante la traición de uno de los invitados. Aseguran que la situación es realmente dolorosa porque el traidor formaría parte de la lista de los afectos.
En los ojos de Kiko Matamoros se observaba que no era un día más. Que su boda con la entregada Makoke no era un paripé, sino más bien un sueño cumplido. Un enlace que reunió a muchos rostros conocidos y a los familiares más cercanos-salvo Diego y Laura Matamoros- en el Castillo de Viñuelas. Explican a este medio que no se dejó nada al azar: "Fue una fiesta impresionante, todo estaba muy cuidado y los novios se deshicieron en gestos de cariño con todos los invitados", me explica uno de los convidados.
A pesar de que la felicidad es evidente, no cabe duda de que al reciente matrimonio les ha aguado la fiesta con la publicación de unas imágenes no autorizadas con las que podrían poner en juego el caché a percibir. Me advierten que la persona encargada en filtrar las fotografías de la discordia a la versión online de una conocida revista, es alguien relacionado con los medios que podría haber percibido cerca de mil euros por un material gráfico manchado de vileza y alevosía. El traidor, con vínculo directo con la prensa, juega al despiste con los contrayentes negando cualquier relación con la transacción. Pero Kiko y Makoke cercan al topo con el análisis de las imágenes. El ángulo desde donde se tomaron las instantáneas es fundamental para deducir la autoría de las mismas y para poder señalar con el dedo acusador. Es lo que buscan, ahora que Semana y Lecturas, que han publicado al alimón la exclusiva, podrían acogerse al reventón mediático para rebajar la cuantía final del albarán.
Nadie entiende una jugarreta que no solo fastidia el negocio a un personajes que siempre están dispuestos a tender una mano, sino al medio en general. Y más cuando los responsables de las publicaciones que habían adquirido los derechos de la ceremonia, recordaron a agencias y revistas de que las fotografías del bodón solo podían ser distribuidas en sus cabeceras. Un pacto que solo una de las revistas del corazón ha vulnerado, demostrando que quien maneja el timón de ese barco está acostumbrado a prácticas que buscan el hundimiento generalizado.
Y mientras la guerra del papel se evidencia en forma de flasheo, me explican que Makoke se retuerce en privado. Aunque ya ha recuperado la calma, la maniquí lloró apesadumbrada la mañana del domingo. Y no solo porque buscaran estropearles la exclusiva, sino porque se trata de una amarga traición: "Evidentemente es un amigo que ha venido a la boda y eso es lo que más me duele de todo, que me hayan traicionado de esa manera", me confiesa la maniquí al otro lado del teléfono. Matamoros contiene la rabia, aunque no puede ocultar su enfado y frustración. Demasiada tensión.