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El Barça ‘messinea'

El Barcelona de baloncesto está en plena reconstrucción, está por ver si reconstruyen la mansión que fueron o no llegan ni a chabolita de barriada.

Tomic se fue para ganar títulos y no ha conseguido ni un quesito del Trivial.

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El peligro de escribir sobre el previsible negro futuro del Barcelona de baloncesto es mayúsculo. Lo sé. Conozco perfectamente a lo que me atengo. Sé que en mayo, cuando se reparta el pastel, esta columna será compartida por unos u otros. Si el Barça finalmente ha hecho un temporadón y ha ganado un título grande, la tendré que volver a leer con el rabo entre las piernas. Si, por el contrario, resulta que he acertado, ya me encargaré de recordaros que “yo ya lo dije”.

El Barcelona me recuerda sospechosamente a esos años a la deriva que pasó el Madrid entre Lamas, Imbrodas y Molines

Es pronto para conclusiones, de ahí el riesgo, pero sacarlas a toro pasado no tendría ningún mérito. Veo al Barça messineando. Messineando de Messina, no de Messi. Me recuerda sospechosamente a esos años a la deriva que pasó el Madrid entre Lamas, Imbrodas y Molines. Lo sé, dejadme tranquilo, ya sé que estoy gafando al Madrid y dándole alas al Barcelona. Que sí, que sé que igual se imprimen esto y lo clavan en el vestuario y nos dan por el orto en el próximo partido. Todo eso ya lo sé, pero el que no arriesga no gana.

Las derrotas entre SuperCopa, ACB y Euroliga son lo de menos, ya que es algo totalmente admisible cuando apenas se lleva un mes de competición. Lo que mosquea, o lo que debería mosquear al seguidor azulgrana es la ausencia de proyecto. Se supone que lo hay, el proyecto digo, pero no termino de pillarlo. ¿A qué van a jugar? ¿Quién es el líder del equipo? ¿Cómo van a encandilar a su afición? Xavi Pascual pertenece a la escuela del infrabasket pero para la Comarca Bolsón ha sido el mejor entrenador de todos sus tiempos. Algo tendrá. Y lo van a echar de menos, ya veréis.

Ante Tomic aún sigue frustrado por haberse ido a ganar títulos y no haber conseguido ni un quesito del Trivial

Para empezar, es difícil sentirse identificado con una plantilla muy cambiante en los últimos tiempos, donde el peso del alma del equipo recae sobre el eterno Navarro, que no debería cargar mucho sobre sus piernas ya; Ante Tomic, que aún sigue frustrado por haberse ido a ganar títulos y no haber conseguido ni un quesito del Trivial; Pau Ribas, tristemente lesionado desde hace unos días y al que de corazón espero que se recupere bien y rápido; Doellman, que es muy bueno, pero más soso que un granizado de agua; o Dorsey, que sigo sin verle nada especial al margen del selfi que se hizo delante del espejo.

Los nuevos veremos cómo encajan. Koponen, que ni está ni se le espera de momento; Claver, la eterna incógnita, que se retirará y seguiremos esperando su momento de explosión; o Rice, que es muy bueno, pero no deja de ser el típico jugador ‘Nacho Vidal’, es decir, que se va a tirar todo lo que pueda y más, y si las mete bien, pero como le dé por fallarlas no creo que el público tenga demasiada paciencia. ¿Por qué si Rice es tan bueno y tantas alegrías les va a dar ha jugado en siete equipos en los últimos ocho años y no ha sido capaz de establecerse en ningún sitio?

Si Navarro no está, el Barça no está. Es simple. Y Rice no es Navarro, de hecho Rice no es ni Carroll

Haber tenido a Juan Carlos Navarro, que para mí es el mejor español de todos los tiempos después de Pau, implica que acostumbrarse a no tenerlo para que te gane los partidos es muy duro. Y es una pena hablar en pasado de él, pero lamentablemente me parece que sus mejores años y sus mejores partidos ya han pasado. Y si Navarro no está, el Barça no está. Es simple. Y Rice no es Navarro, de hecho Rice no es ni Carroll.

PD: por cada mención aludiendo a la Euroliga que ganó Rice contra el Madrid los dueños de este periódico me ingresarán un euro en la cuenta.

PD2: si estás leyendo esto después de que el Barça haya ganado un título, también me ingresarán un euro si compartes la columna con tus amigos.