Abofeteada por una verdad oculta años: la imagen de la Esteban por los suelos
La madre de Andreíta no gana para disgustos. Ahora que todo era de color de rosa con su Miguel y sólo pensaba en boda, la verdad le ha abofeteado la cara. Una que llevaba oculta años.
Toño Sanchís no es el único enemigo de Belén Esteban. No. Parece que están saliendo otros que llevaban callados muchos años pero que han regresado por la puerta grande. Con ganas.
De hecho han pillado a la madre de Andreíta con la guardia baja. Cansada un poco de su eterna guerra contra el íntimo de Olvido Hormigos y de preparar continuamente su defensa. Centrada en su boda con Miguel, en su felicidad y en esos preparativos que va definiendo junto a los que más quiere. Por eso, quizás, Belén no lo ha visto venir.
Bueno, lo cierto es que ni ella, ni nadie. Porque se ha removido una verdad que llevaba oculta años y que, aunque en su momento fue un secreto a voces, no se llegó a confirmar. Ni nadie habló de ella públicamente. Hasta ahora.
Donde más le duele
Ahí es donde le han dado a Belén. La Esteban ha creado su status en torno a su imagen de mujer luchadora, de madre sufrida y centrada en el cuidado de su hija, de mujer abandonada por un hombre sin corazón (Jesulín de Ubrique).
Pero, además, Belén ha presumido mucho del cariño que recibe del público. De que está donde está porque es la gente la que la ha colocado ahí y la que la mantiene en lo más alto. Por eso, las palabras de los productores del programa Más que baile vienen a derrumbar un poco esa imagen.
Mucha gente recuerda aquella edición porque nadie comprendía cómo la Esteban podía estar entre los primeros cuando se equivocaba constantemente y no seguía el ritmo. De hecho, la gente volvió a protestar por la situación cuando Belén acabó ganando, en vez de una Edurne mucho más preparada.
Ahora, Toni Cruz y Josep María Mainat, los productores de MQB y también de Operación Triunfo, no han dudado en hablar de la Esteban. Que si no es nada profesional, que si les dejaba tirados en los ensayos. De hecho, ahí radicaba parte del problema de por qué bailaba tan mal, porque no practicaba ni se esforzaba como el resto de los concursantes.
Pero la gente lo veía por ella también, por eso seguía gala tras gala, para mantener la audiencia. Y, para calmar los ánimos tuvieron que inventarse un premio para Edurne; aunque, aún así, fue evidente la cosa.