La venganza de Rajoy y Fernández contra Albert Rivera está rompiendo Ciudadanos
Los acuerdos entre PP y PSOE descomponen a un descolocado C´s. Su líder cada vez aparece menos y cuando lo hace no cuenta con el agrado de quienes hace un año le trataban como un triunfador.
Esta semana un dirigente de Ciudadanos de los que más salen en la tele, confesaba a un próximo que se ha dado de baja en el partido: “Estamos con un ataque de cuernos”. Si valoramos este exordio sentido con el que el relator comienza un alegato triste que se dirige más a los próximos que a los ajenos, podríamos concluir ya con que los jefes de Ciudadanos trinan porque creen, con razón, que Mariano Rajoy ha cambiado de novia, y que se está yendo del bracete del PSOE para acordar el salario mínimo, el techo de gasto y hasta, si se tercia, los Presupuestos y el futuro de las pensiones.
La dirección popular confirma este cambio de pareja cuando uno de sus vicesecretarios, el menos quemado en la pira de Rita Barberá, afirma sin ambages que “Ciudadanos tiene ya un mal recorrido”. Inmediatamente los populares para que sus socios coyunturales de investidura no tuerzan el morro, conceden piadosos: “Pero no tenemos nada contra Ciudadanos; ellos forman parte del “bloque de responsabilidad” que queremos conformar también con el PSOE”.
Pero no hay lugar para el contento ¡Tiempos aquellos de los C`s en que les cortejaba el PSOE del tontaina ufano de Pedro Sánchez! ¡Tiempos en que, además, y en el colmo del regocijo, Rivera componía con Pablo Iglesias el “dúo de la nueva política”, tiempos de conversaciones recónditas que luego el desleal y locuaz soviético contaba con pelos y señales a los periodistas! Las revelaba él o una colega que trabaja ya en La Tuerka boliviana de televisión y que anteriormente fue apoyo fundamental de Miguel Angel Rodríguez cuando éste oficiaba de portavoz de Aznar en La Moncloa.
Los más listos de la clase en Ciudadanos se están dando cuenta de que realmente les están dejando al pairo, de que ya ni son útiles, ni eficaces, pero en el partido moran otros, los jaboneros que dan lustre al ego mundial de Rivera, que están en Babia, que no se enteran, como los maridos cornudos, de que su antigua pareja, Rajoy, se la está pegando con queso. El vicesecretario referido del PP suele describir la situación de Ciudadanos de esta guisa: “Están gripando”, o sea, que les falta aceite y que se están quedando sin motor.
Los nervios han llegado a la mansión que Ciudadanos, y sea porque los cuernos duelen más cuando empiezan a salir, sea porque hay militantes “históricos” que están poniendo en solfa la presunta transparencia de la organización
El voluntarioso Villegas, el más pegado a la tierra y menos engreído y fardón de lo que en el partido se conoce, a lo latino, como la “dirigencia”, es de los pocos que llevan los cuernos con prestancia; tanta que, conocida la pinza que le estaban perpetrando el PP y el PSOE, dijo que Ciudadanos se reservaba la opinión sobre la subida del salario mínimo, el techo del gasto, la subida de impuestos, los Presupuestos, y toda la panoplia de iniciativas que los antiguos partidos (a los que apresuradamente fusiló Rivera) han negociando, y siguen negociando, a sus espaldas.
Los nervios han llegado a la mansión que Ciudadanos habita a la vera misma de la Plaza taurina de Las Ventas, y sea porque los cuernos duelen más cuando empiezan a salir, sea porque hay militantes “históricos” que están poniendo en solfa la presunta transparencia de la organización, o sea porque los jefes de ésta han organizado purgas entre los disidentes muy poco condescendientes con la democracia interna y voceada de C`s, el ente político que organizó Rivera desde la nada hace aguas por todos los costados. Encima, en Cataluña los militantes más conspicuos se dan codazos cada vez que la lideresa Arrimadas se junta un poquito más a los nacionalistas del separatismo. Es decir, que esto es lo que hay.
Rivera cada vez aparece menos y cuando lo hace no sale precisamente a hombros de los periodistas que hace poco más un año le festejaban como si ya hubiera triunfado electoralmente en la susodicha Plaza de las Ventas. Y es que según denuncia un periodista escabechado en la cocina de Ciudadanos. “A Madrid hay que venir follado, que éste no es un coso de segunda donde se gana con cuatro consignas bien tiradas y una disertación copiada del “Manual de la Buena Oratoria”.
Los más listos de la clase en Ciudadanos se están dando cuenta de que realmente les están dejando al pairo, de que ya ni son útiles, ni eficaces, pero en el partido moran otros, los jaboneros que dan lustre al ego mundial de Rivera
El PP está ninguneando a los que se creían anticipadamente los reyes de foro y se está “entendiendo” (por utilizar una jerga gay del siglo XX) hasta con los que hasta hace un par de meses parecían enemigos irreconciliables: los vascos del PNV, cuya principal preocupación cinegética en los Presupuestos es llevarse un buen pellizco a Vitoria donde gobiernan con un Partido Socialista al que le han dado sólo migajas para entrar en la coalición.
Rajoy ni estaba tan parado como Ciudadanos presumía, ni se ha quedado anclado en la casta corrupta que Ciudadanos ha identificado, con la mayor de las crueldades e injusticia, con Rita Barberá. ¿Cómo se hubieran quedado las diatribas y denuestos escalofriantes de Rivera contra la valenciana si esta semana que ha pasado se hubiera publicado el archivo de la causa? ¿Cómo se le hubiera quedado la faz al político que amenazó a Rajoy con no darle la investidura si no lanzaba a Barberá a las tinieblas exteriores? La desgraciada muerte de la exalcaldesa ha salvado la incuria de denunciantes de este tenor.
A Rivera la realidad que se refleja en el espejo en que él no se mira le desagrada profundamente. Le tiene que sentar a cuerno quemado (otra vez la imagen terrible del desdén que está sufriendo) que Federico Jiménez Losantos, un periodista excelso que le trató con enorme generosidad hace algún tiempo, le haya calificado abruptamente ahora de “papanatas de provincias”. Y es que, como decía aquel colega del “A Madrid hay que venir follado”, el canto a la efebocracia virginal tiene poco futuro en la terrible Política con mayúsculas de nuestra España; los matrimonios de interés duran aquí menos que la virginidad de Raquel Bollo.