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La degeneración más preparada de la historia

La nueva política ha logrado infectar a la población con sus soflamas baratas, llevar a su terreno el debate político, convirtiéndolo en un debate estéril, barriobajero, banal y pestilente.

La degeneración más preparada de la historia

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Ayer la clase política nos deleitó con un nuevo esperpento. Esta vez a causa de la reforma de La Constitución. Queda claro, que la nueva política, ha conseguido infectar a toda la población con sus soflamas baratas, ha llevado a su terreno el debate político, convirtiéndolo en un debate estéril, barriobajero, banal y pestilente, donde sólo se compite por ver quién se lleva el titular de mañana en los medios de desinformación.

Todos los partidos políticos salvo el PP corearon al unísono la necesidad de reformar la Constitución pero ninguno dijo para qué, ni qué artículos

Todos los partidos políticos, con la excepción del Partido Popular, corearon ayer al unísono la necesidad de reformar la Constitución. Eso sí, ninguno dijo para qué, ni qué artículos deben ser modificados; por no decir, no dijeron ni siquiera sus propuestas para modificar un texto en el que se cimenta nuestra joven democracia.

No obstante, estoy convencido que la inmensa mayoría de los políticos actuales no conocen el contenido de La Carta Magna con la excepción de Cañamero, Ada Colau, Bescansa o El Kichi, grandes intelectuales que desprenden sabiduría por los cuatro costados. Qué decir de la población española, especialista en opinar sobre cualquier tema, aunque su ignorancia sobre el asunto, sea de notables dimensiones.

En este país lo cool es opinar, criticar, rebatir sin datos, insultar, mancillar la historia con falacias, tuitear cualquier banalidad

Cuando a la mayoría de los que dicen que hay que reformar la Constitución les preguntas qué artículos no les gustan, se hace un silencio maravilloso. Obviamente no se la han leído en su vida, ya que tiene más de 140 caracteres. Pero en este país lo cool es opinar, criticar, rebatir sin datos, insultar, mancillar la historia con falacias, tuitear cualquier banalidad, y así, poder ser el próximo pastor del inmenso ganado que posee esta gran nación.

Por supuesto que la Constitución es imperfecta, como todas, pero sólo en un país profundamente estúpido se puede tachar una obra casi perfecta y realizada en uno de los momentos más complejos de nuestra historia como antidemocrática. A todo ello debemos sumarle la aparición de la degeneración más preparada de la historia de España. Hijos de papá con los bolsillos llenos, con un folio en blanco de CV y que se dedican a jugar a ser revolucionarios bolcheviques, contra una dictadura imaginaria, que tachan a nuestro sistema, establecido a través de la Constitución (aprobada por el 88,54% de los españoles), de franquista, al tiempo que están eternamente estudiando una carrera, disfrutando de la libertad que les permite decir semejantes necedades y saboreando la época de mayor progreso social habida en nuestro país.

La Constitución fue un ejercicio de consenso, respeto, tolerancia y altruismo entre las diferentes ideologías que componían nuestro país

Servidor no votó la Constitución, entre otras cosas porque no había nacido, pero ello no me impide valorar y apreciar como es debido, semejante obra política, pocas veces vista. Su creación fue un ejercicio de consenso, respeto, tolerancia y altruismo entre las diferentes ideologías que componían nuestro país. Todos miraron por el bien común, desde los franquistas hasta los comunistas. De hecho, no eran los comunistas los que más oposición presentaron; todo lo contrario, fueron los nostálgicos del régimen franquista los que se negaban a aceptar que España había cambiado y necesitaba modernizarse. Los falangistas hicieron una ferviente campaña por el No, rechazaban la nueva Constitución del mismo modo que ahora la franquicia chavista la desprecia. Obviamente si esto lo supiera la degeneración más preparada de la historia, les estallaría la cabeza.

En definitiva, el principal problema de nuestra Constitución, es que nuestros cobardes gobernantes no la hacen cumplir. Como dijo el gran Torcuato Fernández-Miranda en su célebre discurso de las nieblas: "Hay quien dice que entre la densa niebla cabalgan las brujas. Sólo los altos picachos cubiertos de nieve, erguidos, logran librarse de las nieblas, y no siempre". Esperemos que los españoles sigamos erguidos para poder librarnos de las brujas que cabalgan sin descanso.

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