El PP ya sabe cómo dar a Aznar donde más le duele si el expresidente ataca
“Nunca es lo mismo ser presidente de honor que un militante más”, afirma un vicesecretario del partido. Se quiera o no, cueste creerlo o produzca incluso irritación, se acabó lo que se daba.
José María Aznar sigue cumpliendo con el guión previsto. Tras sacar a la Fundación FAES del Presupuesto General del Estado y de renunciar a la Presidencia de honor del PP, se lanza ya sin ataduras a participar en el debate público en este 2017. La suya ha sido una ruptura por capítulos. Primero, Aznar acumuló enfados y sus ocasionales andanadas generaron una verdadera conmoción interna en el PP. Sin embargo, con el paso del tiempo, el partido asumió sus ataques, y la cúpula de Génova tomó como algo habitual restar importancia a sus puyas. Sobre todo, buscando evidenciar escasa influencia. “No reconozco a mi Partido Popular”, llegó a sostener el ex presidente antes de escenificar su fractura definitiva con Mariano Rajoy. Cada uno por su lado.
Aznar participa este próximo jueves en un acto organizado por FAES en el que dos ex ministros y patronos de su Fundación, Josep Piqué y Alberto Ruiz-Gallardón, ambos hambrientos de foco, van a disertar de su mano sobre las “Ideas para la sociedad”. El expresidente del Gobierno, que ha buscado tirar de dos originales representantes del centro político para evitar que se le arrincone en la derecha extrema, podrá caer en la tentación de marcar diferencias con su sucesor en el PP, incluso clavar su daga en el pecho de Rajoy, al repartir entre su parroquia sus propias lecciones de ética privada y moral pública, pero tanto en La Moncloa como en el cuartel general del Partido Popular esperan que la posible expectación creada vaya a menos con cada uno de sus nuevos pasos.
No es lo mismo ser presidente de honor del PP que militante raso, recuerda un vicesecretario
De lo que no cabe duda es que sus compañeros de filas seguirán teniendo con él la deferencia de dedicarle un “atronador silencio”. A la postre, la cosa empieza a estar cada vez más clara. Tal como gusta deslizar a uno de los vicesecretarios generales del PP: “Nunca es lo mismo ser presidente de honor que un militante más”. Se quiera o no, cueste creerlo o produzca incluso irritación, se acabó lo que se daba. El poder, cuando se aleja, deja a uno a la intemperie. Sí. Y, al final, la realidad, por incómoda que resulte, todo lo puede y todo lo mastica.