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Lolaso was here

Cada mucho tiempo nace uno de estos tipos que parece destinado a marcar el futuro de un deporte desde bien pequeñito. El 28 de febrero de 1999 nació la actual mayor promesa del baloncesto.

Luka Doncic.

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Cada mucho tiempo nace uno de estos tipos que parece destinado a marcar el futuro de un deporte desde bien pequeñito. El 28 de febrero de 1999 nació en Liubliana la actual mayor promesa del baloncesto europeo. El primer milenial puro dispuesto a gobernarnos a todos. Muchos periodistas están escribiendo estos meses sobre él: lo analizan, lo admiran y escudriñan su futuro, pero lo que realmente desean, al igual que yo, es dejar su huella en el futuro sobre él. Porque da la impresión de que dentro de quince, veinte o treinta años miraremos atrás para ver qué decíamos de Luka Doncic cuando empezó. Pues aquí estoy, cual Brooks en Cadena Perpetua. Lolaso was here. Un saludo a los que me leéis desde 2040.

Tratamos de mantener los pies en el suelo porque la historia está plagada de juguetes rotos, jugadores que prometían reinar y que quedaron en simples peones. Luka Doncic, a día de hoy, ya es un tipo importante en todo un Real Madrid, pero tener diecisiete años hace que todavía no podamos lanzar las campanas al vuelo. Aunque es más que evidente que parece tener la cabeza bien amueblada, aún le quedan muchos escalones que subir: sus primeras críticas, sus primeras crisis de juego, su maduración personal en su vida privada, su primer gran contrato, su primer hijo de puta desde la grada, su emancipación o su primera lesión. Son muchos los factores que han de salir bien para que se convierta en la estrella que todo el mundo da por hecho que va a ser.

De momento va todo bien, pero es que de momento no tiene edad legal para que vaya mal

Es difícil mentalmente gestionar todo esto e imprescindible que tu entorno te ayude a no volverte loco, que cuando adquiera galones en un equipo sepa encajarlo y no se convierta en un tirano, que cuando cobre su primera millonada no se lo gaste todo en barcos y juergas, que cuando se lesione por primera vez tenga paciencia y confíe en su cuerpo médico y equipo recuperador, que sepa manejar bien ese delicado equilibrio entre la vida privada y la pública. De momento va todo bien, pero es que de momento no tiene edad legal para que vaya mal.

Todo lo demás es manejable, pero el único secreto para el éxito es uno: entrenar a muerte

Hasta aquí mis miedos. Si estáis leyendo esto desde 2040 o cualquier otro año indefinido del futuro en el que Luka Doncic ya es o ya ha sido el megacrack que desde 2017 confiamos que sea, genial, eso significa que supo manejar los pájaros negros y se centró en lo que tenía que hacer: entrenar. Porque todo lo demás es manejable, pero el único secreto para el éxito es uno: entrenar a muerte. Y cuando piensas que ya has entrenado suficiente, sigues entrenando a muerte. Y cuando te crees que ya te está entrando el bajón, entrenas más a muerte que nunca.

Hay mucho entrenamiento detrás, pero genio se nace, no se hace. Uno puede huir de su genialidad, pero no la puede entrenar

El chico tiene unas condiciones innatas sobrenaturales: físicas, mentales y técnico-tácticas. Hay mucho entrenamiento detrás, pero genio se nace, no se hace. Uno puede huir de su genialidad, pero no la puede entrenar. Eso sí, si no la entrena, tampoco sirve de nada. Lo que más asusta de todo es cómo gestiona las emociones a sus diecisiete años. En una situación en la que, con esa edad, le plantan en un vestuario multicampeón, primero de todo, lo hace sin vergüenza; después, sin miedo; y por último, con inteligencia.

Pero este tío de qué va. Un poco de rabia y envidia también genera

En una edad en la que la mayoría de los mortales nos debatíamos en cómo superar el examen de física y química, cómo decirle a la chica de ojos verdes que estaba repitiendo curso lo mucho que la amábamos o, en el terreno del baloncesto, cómo gestionar salir los sábados por la noche con jugar bien el domingo por la mañana, resulta que él, Luka Doncic, está ganando partidos en la Euroliga más dura de la historia, jugando los minutos importantes y jugándose las posesiones decisivas. Y lo que es más, teniendo la sangre fría de, en esos momentos, elegir la opción más adecuada para el devenir de su equipo. ¡Y no equivocándose! Pero este tío de qué va. Un poco de rabia y envidia también genera.

Lukita, yo ya te echo de menos. Tengo la insana costumbre de no disfrutar demasiado del presente y ya estoy sufriendo tu marcha a la NBA dentro de un año y medio. Ten cuidado allí. Son negros y están muy fuertes. Tendrás que entrenar más que nunca para hacerte un hueco. Y cuando tengas el hueco hecho, tendrás que seguir entrenando, porque vendrá otro por detrás más grande, más rápido y que tire mejor.

Y si quieres, nosotros siempre estaremos aquí. Dispuestos a hacer historia contigo.