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Tita paraliza su venganza personal por ciertas concesiones secretas

La situación que se vive en el Museo Thyssen es tensa. Carmen está harta de que se ningunee a su familia y de las represalias contra Borja. Pero hay algo que ha conseguido convencerla.

Tita Cervera clama venganza

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España está a un paso, a un simple paso, de quedarse sin la colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Más de 430 obras, entre ellas de Paul Gauguin, Eduard Monet o Pablo Picasso, que habrían empezado a embalarse y buscar un mejor destino si el ministro de Cultura no hubiera conseguido templar las aguas.

Aunque, para ello, haya tenido que recurrir a un as en la manga. Uno de esos intentos desesperados, quizás, con los que ha logrado renovar por tres meses más la cesión gratuita que Tita ha hecho a España de su magnífica colección de arte.

Carmen Cervera alega, vía comunicado, que se ha llegado a esta situación por la “inseguridad jurídica, sometida a renovaciones anuales cortoplacistas y sin abordar aspectos esenciales para su futuro como el régimen de disposición, movilidad y exposiciones mundiales de las obras; el régimen fiscal de la cesión y de mi dedicación a la misma.”

Un intríngulis léxico detrás del que muchos han querido ver una pequeña venganza personal de Tita Cervera. Una forma de hacer pagar al Estado la manera en la que se ha comportado últimamente con su familia y, sobre todo, con su hijo Borja.

Recordemos que el marido de Blanca Cuesta está acusado de supuesto fraude fiscal por fingir que vivía en Andorra y, según la Agencia Tributaria, eludir el pago de renta y patrimonio del año 2007. Una situación por la que se pedirán cerca de tres años de cárcel y el pago de casi un millón y medio al padre de Sacha, Eric, Enzo y Kala.

Cambio de residencia

Una situación que ha llevado a Borja a vivir alejado de su familia y a mantenerse la mitad del año en Andorra y ocupándose del museo Carmen Thyssen Andorra que la baronesa ha levantado en el país vecino.

Allí vivirá Borja después de abandonar su periplo familiar en Londres y volver a una situación nada cómoda para él, Blanca y los hijos que tienen en común. Ya que pasan la mitad del año a muchos kilómetros de distancia.

Un vapuleo judicial y mediático que Tita no perdona y por el que, se afirma, que Carmen estaría dispuesta a llevarse su colección.

Iñigo Méndez de Vigo se las ve y se las desea para encajar los intereses de las dos partes –al menos por tres meses- y, durante ese tiempo, negociar las nuevas condiciones. Y, aunque Carmen, ya avanza que ha empezado a preparar el transporte de sus cuadros, Iñigo le ha prometido otras consideraciones que no ha desvelado. Aunque, para tranquilidad de muchos, no son económicas.

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