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Las primarias socialistas estallan por el polémico Audi oficial de Patxi López

La guerra sucia se ha instalado en la carrera por la secretaría general. Del curriculum "desastroso" del exlehendakari hemos pasado ahora a explotar el uso que hace de un coche del Congreso.

Patxi López saliendo de su coche oficial, en una imagen de archivo.

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“El actual escenario es el más temido por los principales apoyos de Susana”, explica un cargo madrileño del PSOE. Esto es, el de unas primarias enfangadas. “Justo lo que busca Pedro”, zanja mi fuente en la sala de máquinas de Ferraz. La situación preocupa. El intento de coser heridas choca con la presencia en la carrera del que fuera líder socialista, que reaviva la crispación. Mientras Díaz representa la baza del realismo, impuesto por la matemática de las urnas y los problemas nacionales, Sánchez calienta los ánimos de la militancia del partido con una estrategia simple, pero sumamente reconocible por las bases socialistas, ya que fue el machacón leitmotiv propulsor de los años de José Luis Rodríguez Zapatero y del post zapaterismo: “El PP es el enemigo al que debemos aislar”.

Lógicamente, en la disyuntiva entre Sánchez y Díaz, se diluye Patxi López, cuya única baza es jugar la carta del consenso que podría evitar la guerra sin cuartel en la formación. Una “tercera vía” que se difumina a medida que pasan los días y sube el tono y la crispación en la carrera por el PSOE. De hecho, los pedristas, tras airear el desastroso currículum académico del ex lehendakari, ahora empiezan a explotar el uso que hace del coche oficial (un Audi A5 que él justifica por su condición de ex presidente del Congreso y presidente de la Comisión de Sanidad) del que “no se baja ni para los actos como aspirante” mientras el ex secretario general planea echar mano del crowdfunding para poder afrontar los gastos de las primarias.

Sea como fuere, los tentáculos de Ferraz han encendido las alarmas por la resurrección del muerto. Ello explica la errada agresividad del número dos del PSOE-A, Juan Cornejo, con su “¡ya está bien de falacias, de engañar y de demagogia!”. Las exitosas apariciones de Sánchez primero en Dos Hermanas y luego en Castellón han hecho que todos aquellos que decían, convencidos, que “el tiempo era el peor enemigo de Pedro”, hoy se tienten la ropa. “Lo imprevisible, a veces, llama a la puerta reclamando su sitio”, señalan los pedristas. Y, claro, el frío que anuncia la presencia del fantasma escalofría al PSOE oficial: “¡Mirad Francia!”. En el país vecino se fija Sánchez con ilusión, donde las primarias, protagonizadas por unas bases decepcionadas, han dado la victoria al “outsider” Benoit Hamon para desgracia del “oficialista” Manuel Valls.

La presidenta andaluza ha sido increpada en la calle en su gira partidista el pasado fin de semana por Castilla y León y el miércoles a las puertas del Ayuntamiento de Cádiz

Tanto es así que han empezado a verbalizarse en las corrientes de la navegación socialista las renovadas dudas sobre si Susana Díaz debe o no presentarse y, sobre todo, exponerse a una derrota de la gran federación andaluza. “Está lejos de ser el escenario más probable, pero es posible”. Quien así opina es un antiguo alto dirigente del socialismo andaluz. Los devotos afines a Díaz “venden” en cambio que su jefa está resultando una buena estratega, que simple y llanamente busca salvarse del remolino actual y salir reforzada del trance, dejando mientras que Sánchez y López se cuezan en las crudas peleas iniciales, para emerger ella luego alzada sobre los hombros de las “razones de partido”. Todo calculado al milímetro, todo funcionando como un reloj preciso.

Las agujas de ese reloj de Susana Díaz indican que el paso al frente será entre el 28 de febrero (Día de Andalucía) y principios de abril, dependiendo de cuando se celebre el Comité Federal que convoque oficialmente las primarias y el 39º Congreso. Tiempo por delante tiene para ir viendo si se desajusta el paso de Sánchez y se impone el suyo: ella, volcada en los intereses generales del país y el sentir mayoritario de los votantes; y él, aferrado a las vísceras de los militantes.

De momento, aunque se desee quitar importancia al asunto, la presidenta andaluza ha sido increpada en la calle en su gira partidista el pasado fin de semana por Castilla y León y el miércoles a las puertas del Ayuntamiento de Cádiz. Suceda lo que suceda, una cosa está clara: para Sánchez todo son ventajas y, aunque pierda, a la postre siempre gana, porque no tiene nada que perder. Sin embargo, Díaz lo tiene peor: sólo le sirve ganar. Y tampoco puede ser la suya, aún ganando, una victoria pírrica para luego afrontar la refundación del socialismo y orientar el proyecto desde la travesía del desierto.