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Tú no eres de mi equipo

La autocrítica en el fútbol está de capa caída. Vapuleada por repartidores de carnés que piensan que la mejor manera de apoyar a su equipo es hacerlo incondicionalmente.

Tú no eres de mi equipo

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Sí, lo reconozco, yo también leo los comentarios de las noticias por simple morbo. Nunca fui un habitual de esta práctica hasta que me empecé a dedicar a los medios online y la crítica de los lectores se convirtió en una herramienta vital para mi trabajo. Porque entre insultos y halagos siempre hay algún usuario puntilloso que ayuda a corregir pequeños fallos, o un hincha cuya opinión podría estar en cualquier columna de un dominical y te inspira para escribir más de una entrada. Pero el tipo de usuario que más me está sorprendiendo es el que yo llamo "el repartidor de carnés". A diferencia de un troll, un "repartidor de carnés" no busca provocar, solo cree que su opinión es absoluta, y que aquellos que no piensan como ellos no merecen ser hinchas de su equipo.

A la hora de ponerme a escribir, las palabras me salen más fluidas cuando estoy en caliente. Pero en esta ocasión he decidido tomarme un tiempo para meter mano al tema con calma (valga esto como carta de presentación). Bueno, pues con el modo "zen" sigo pensando lo mismo: no comprendo a los "repartidores de carnés". Llevo ya un tiempo leyéndoles pero no fue hasta hace unas semanas cuando me aturullaban cada vez que veía un comentario suyo. Fue con la derrota del Real Madrid en Copa contra el Celta de Vigo (la vuelta en tierras gallegas). Nada más terminar el partido leí infinidad de comentarios pidiendo cabezas. Danilo, Benzema, Zidane...

Un festín para el jinete de Sleepy Hollow. Bueno, pues a la mañana siguiente, el portal madridista Reyes de Europa publicaba un artículo señalando el poco tino de Zizou en la alineación y con los cambios. Pues como si la noche hubiese arrasado con las críticas, ahora todo eran mensajes de apoyo incondicional al míster, a Benzema, Danilo... Capacidad de autocrítica nula. Es más, por el hecho de decirle a Zidane en qué se equivocó, esa crónica estaba escrita por antimadridistas -repartidores dixit-. A lo largo del día, el mismo portal siguió publicando noticias sobre la actuación de los jugadores más señalados y la respuesta fue la misma. Criticar es no apoyar a tu equipo.

Si no lo apoyas no eres aficionado de ese club. Argumento simple y rotundo, muy común entre esta especie que hoy disecciono. Los "repartidores de carnés" dictan sentencia en las redes, pero me juego un 10% del sueldo (no está la cosa para ir con todo) que en la barra del bar, en el estadio o viendo el partido en el sofá de casa, la crítica al equipo se hace con megáfono y con menos filtros que una cámara desechable (si es que siguen existiendo). Eso sí, después el apoyo debe ser incondicional. A criticar al árbitro y a la prensa -insértese aquí el adjetivo vikingo o culé según proceda-.

Algunos me diréis: es que la afición madridista es así. Son muy exigentes durante el partido pero después hay que empujar con el equipo hasta la muerte. En todos los barrios pasa igual. Antes de que Fernando Torres rescatara al Atlético de Madrid de una deriva preocupante, en la afición colchonera se buscaban respuestas al bajón anímico y físico del equipo. En Mendizorroza contra el Alavés, Yannick Carrasco fue uno de los señalados por Simeone. No lo digo yo, lo dicen los hechos -le mandó al banquillo nada más empezar la segunda parte- y las palabras del Cholo en rueda de prensa. "El equipo no está a tu servicio, tú estás al servicio del equipo". Eso fue lo que el argentino le espetó al belga. Desde el portal colchonero Latido a Latido se informó de tal situación. Los estaba esperando, y no tardaron en llegar. "Vosotros no sois colchoneros". Esa fue la tónica general entre los comentarios en las redes sociales. Y menos mal que la crítica no iba contra Simeone porque si no aparece otro tipo de especímen muy frecuente entre los atléticos: la "inquisición Cholista". Es una evolución del "repartidor de carnés", solo que con unos métodos mucho más agresivos y con un radio de acción acotado todo lo que suponga una crítica al míster colchonero.

Aquí quiero pararme a reflexionar un rato. Diego Pablo Simeone ha devuelto el orgullo al Atlético de Madrid. Cogió un muerto y lo convirtió en campeón. Heredó un equipo que rozaba los puestos de descenso y ha logrado que su Atleti sea motivo de tertulias sobre cuál es el mejor equipo rojiblanco de la historia. Con eso debería bastar, para tenerle eterno respeto. Pero no debería valer para que nuestro amor por el Cholo sea incondicional. Los inquisidores dirán que nos ha dado todo, sí, pero también se equivoca. El Atlético no fue grande por primera vez con el argentino y lo será en un futuro sin él. Si se equivoca se puede decir, no por ello somos menos colchoneros. Queremos lo mejor para el equipo, y si lo mejor choca con alguna decisión del míster se dice y punto (creo que en este punto he desvelado mis colores). Bueno, pues según la "inquisición cholista" no hay mayor sacrilegio que criticar a nuestro Dios todopoderoso que nos ha dado todo. Antes de él no existía el Club y cuando llegó, los mares se abrieron para dar paso a la excelencia. El Cholo se irá, le echaremos de menos, y lo superaremos porque superamos la marcha de Luis Aragonés, de Antic y de tantos que hicieron grande al Atleti. Solo quiero saber qué ocurrirá con la "yihad cholista" (diferente acepción, mismo significado). Supongo que muchos no conocen al Atlético pre-Simeone pero les aseguro que existe. Aunque no se si lo soportarán.

Por cierto, cuando hablo de "yihad cholista" también es aplicable al "Torrismo". Pero con "el Niño" entraremos en faena otro día.

"Me marcho". Eso fue lo que leía en los comentarios de estos artículos. "Se os ve el plumero", "vosotros no sois del Atleti (o Real Madrid, según proceda)"... Falta autocrítica. No es un problema del aficionado. Es un problema de la sociedad en general. En España el deporte Rey es algo más que un divertimento. Si el fútbol es el opio del pueblo, por estos lares estamos enganchados a la pipa. Lo digo porque los patrones de comportamiento que se ven en la vida pública y política se exportan al seguidor de un equipo. "Soy votante de tal partido pero no me cuestiono si lo hacen bien o mal". "Soy de tal equipo y ay cómo te atrevas a criticarlo". Hay mucha pedagogía pendiente...