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Mónica Hoyos, desatada, se tira de un coche en marcha para no llegar a Sálvame

La ex de Carlos Lozano atraviesa un nuevo periodo de nervios. Algunos lo califican de histerismo. Pero lo cierto es que Mónica está cansada de que se rían e intenta evitarlo a toda costa.

Mónica Hoyos vuelve a dar qué hablar

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La situación es de lo más tensa y enrarecida en el entorno de Mónica Hoyos. Y es que, los que de verdad la quieran, no se sienten nada cómodos con la nueva etapa mediática por la que está atravesando Hoyos.

Después de que Mónica lograse superar la ruptura con el padre de su hija, Carlos Lozano, la joven vivió un momento de lo más relajado ajena a todo y a todos. Le costó, y mucho, superar lo suyo con Lozano y se convirtió entonces en objeto de persecución y críticas varias por su actitud.

Algo que, ahora, se ha vuelto a repetir por sus continuas visitas a los platós de Telecinco, exponiendo su vida y contando sus acercamientos, y los que no lo eran tanto, con Carlos y sus enfrentamientos dialécticos y sonadas peleas con la novia de Lozano, Miriam Saavedra.

Una nueva etapa que la ha vuelto a colocar en el ojo del huracán y que, además, le ha traído también su participación en las tardes de Sálvame. Unas colaboraciones que, las cosas como son, le vienen muy bien a Hoyos. Pero tiene su parte negativa. Muy clara.

Escarnio público

SI quieres formar parte del circo que, en algunos momentos, llega a ser Sálvame, tienes que “someterte” a ciertas exigencias del guión. O, al menos, dejar la vergüenza a un lado y participar en parte del proceso de diversión.

Disfrazarse, contar tu vida, bailar y cantar y algunas que otras lindezas por las que hemos visto pasar a Lidia Lozano, a Kiko Matamoros y Hernández o a Chelo García Cortés y Mila Ximénez. Y Mónica Hoyos no iba a ser menos.

Lo malo es que la ex de Lozano no lo ha acabado de asumir y ha decidido pasar a medidas más drásticas. Desde la polémica en la que se vio envuelta Mónica con el capítulo de los piojos –aunque al final la cosa quedó en liendres- y que desató uno de los enfados más monumentales de la, ahora, compañera de Jorge Javier, Mónica no había vuelto al programa.

Y cuando se dirigía de nuevo a escena, le contaron que se iba a vestir de fallera. Quizás presa de los nervios, o del temor a que la cosa fuese mucho peor, Mónica optó por tirarse del coche de producción con tal de no llegar a los estudios de Fuencarral.

Algo un poco sorprendente y que, además, tuvo el efecto contrario, dio paso a que Jorge Javier y compañía se riesen más de la situación jugando con un monigote con la cara de la Hoyos. Pero la cosa, seguro, no quedará así.

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