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Jesulín de Ubrique asesta el derechazo definitivo contra Belén Esteban

Pudiendo apagar, de una vez por todas, un fuego que amenaza con quemarlo todo, el torero emprende una vía misteriosa para afrontar la polémica sobre la paternidad de Andreíta.

Belén Esteban se queda sola para luchar por su honor y el de su hija

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Sangra por la herida aunque en público prefiera abrazarse a una ignorancia que no es tal. Belén Esteban permanece (de forma insólita) callada ante esa tormenta perfecta que se cuece en las librerías. Su nueva biografía no autorizada -escrita por Julián Fernádez Cruz- reescribe su vida con revelaciones desconocidas. En el libro, que se pondrá a la venta el próximo mes de mayo, el autor asegura que Belén tiene una hermana secreta, que habría sido fruto de una supuesta relación extramatrimonial de su padre, y que su hija no fue engendrada por Jesulín de Ubrique. Para justificar lo injustificable, Fernández Cruz apunta a David Camacho, un viejo amor que también rentabilizó lo suyo a golpe de talonario, como progenitor desterrado. Belén, insiste la biografía, simultaneó ambas relaciones y engañó al verdadero padre.

Jesulín también calla. Cuelga el teléfono al ser preguntado por la hilarante historia. Opta por un silencio que, para algunos, es esclarecedor. Acaso tantos años en la penumbra tendrían ahora una explicación convincente. No se moja ante la polémica, ni siquiera sabiendo que la imagen de Belén podría acabar ahogada en arenas movedizas. Es lo más bizarro jamás contado. Por eso me esperaba otro talante. Quizás más conciliador, tal vez demostrador de que Andreota, famosa por desgracia de su desgana pollera, está por encima de las lenguas de vecindona.

Podría ser que la cacareada conversación que pretende tener con la adolescente sea para anunciarle que no es su padre

No se entiende su desplante telefónico si en su interés está el defender la filiación paterna. A no ser que se desmarque y se produzca un BigBan de mayores dimensiones que el que provocó que todos malvivamos en este mundo desatornillado. Podría ser que la cacareada conversación que pretende tener con la adolescente al cumplir la mayoría de edad, sea para anunciarle que no es su padre. No tendría sentido tamaño zarpazo, sobre todo porque, amén de los primeros meses en los que la Esteban lucía palmito en esa Tómbola televisiva que festeja veinte años, Jesulín cumple religiosamente con la pensión acordada previo convenio regulador.

La que sí parece frotarse las manos ante el nuevo escándalo es Carmen Bazán. Cuentan -y no acaban- que la oronda matriarca jadea ante los insultos que unos y otros pronuncian contra su exnuera. Se carcajea, incluso, ante los memes que circulan por los WhatsApp de media España. También en las redes sociales, donde sus familiares le azuzan con fotografías de Belén hurgándose el ombligo. Presagio un final azul oscuro casi negro cuando Su Alteza se entere de los contundentes adjetivos con los que la define. Cualquier tiempo pasado fue mejor. De aquellas confidencias en los pasillos de Telecinco ya solo queda lo peor.

Me cuentan que la Bazán porta ahora el estandarte en contra del mismo Sálvame que no solo se atrincheró para protegerla, sino que silenció deslices en contra de una y otro para que la convivencia familiar no acabara siendo peor que la embestida de un morlaco. Ver para creer. Lo mismo ocurre con la estoicidad de esa Beatriz Trapote que parece ciega, muda y hasta sorda. Sus tragaderas son de reseña bibliográfica. Pero ese es otro cantar.