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Sólo Cataluña empeora a Extremadura, Asturias, Baleares y Andalucía

La alegría del crecimiento regional del PIB tiene una cara menos optimista: el recorte en las inversiones, tras un 2015 de alegrías coincidiendo con las elecciones.

Sólo Cataluña empeora a Extremadura, Asturias, Baleares y Andalucía

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Cuatro de las siete Comunidades Autónomas gobernadas por el PSOE son las que más recortaron su inversión en el último ejercicio cerrado, el de 2016, en una clasificación negativa que encabeza Cataluña y tiene, también entre las peores en términos relativos, a la Cantabria de Miguel Ángel Revilla.

La escalada secesionista de la Generalitat impactó de manera directa en la capacidad económica y las prioridades inversoras para los catalanes, que vieron caer hasta en más de un 1% de su PIB el dinero reservado por sus instituciones para el capítulo de inversiones reales, una cifra que contrasta con el compromiso inversor anunciado por el Gobierno de España allí, de 4.200 millones de euros hasta 2020.

Justo detrás, los datos oficiales no dejan muy bien parados, en este epígrafe al menos, a cuatro de los barones más significados del PSOE, empezando por la principal aspirante al liderazgo socialista nacional, Susana Díaz. Andalucía también frenó de manera significativa las inversiones con respecto a 2015, hasta situarse en la quinta posición por abajo, con tres regiones presididas por socialistas que empeoran ese resultado: Extremadura, Asturias y Baleares, de peor a 'mejor', aparecen en la cumbre de autonomías que más recortaron sus inversiones.

La 'tacañería' inversora es relativa: las cifras se comparan con las de 2015, año en el que todos tiraron la casa por la ventana

Y justo después, Revilla ha colocado a Cantabria en el dudoso ránking, aunque con matices: el decrecimiento en las inversiones no significa que se hayan paralizado necesariamente, sino que no han seguido al elevado ritmo del ejercicio previo, como ocurre con el caso cántabro.

De las CCAA gobernadas por el PSOE, salvan un poco la cara a efectos inversores Aragón y Castilla-La Mancha, con retrocesos en todo caso, pero de menor enjundia. La mejor, entre las socialistas, es la Comunidad de Valencia, que redujo igualmente su dinero a invertir pero en mucha menor medida que el resto, hasta el punto de acercarse a los mejores de España al margen del País Vasco, la única que sí hizo crecer este capítulo: la Comunidad de Madrid fue de largo la que menos recortó, seguida por la de Castilla-León y ya después la valenciana.

Murcia, La Rioja y Galicia son las tres autonomías del PP donde el reflujo inversor más se hizo notar, en un panorama general de retroceso en comparación con 2015, el año donde más creció este capítulo coincidiendo con distintos ciclos electorales. De hecho, la única región de toda España donde creció la inversión con respecto al ejercicio previo fue Euskadi, con Madrid muy cerca de hacerlo pero también variables negativas.

Madrid fue de largo la que menos recortó, seguida por la de Castilla-León y ya después la de Valencia, la mejor del PSOE

La 'depresión' inversora no fue, en todo caso, privativa de las CCAA: el 2016, a pesar de que la deuda rozó el 100% del PIB y el déficit creció aun en los límites marcados por Bruselas, la inversión menguó en el conjunto de las Administraciones Públicas. Sus números rojos, pues, procedieron más del gasto corriente, el personal, la financiación de los servicios, los subsidios o el pago de la deuda que de la inversión productiva.

El cuadro del INE refleja que en 2015 todas las Administraciones Públicas tiraron la casa por la ventana, en un año con elecciones Generales, Municipales y Autonómicas; para retraerse la inversión de manera aún más intensa que en 2013, el ejercicio más severo de los últimos cuatro. En esa ola, no obstante, el Estado fue el menos 'tímido', con Comunidades y Ayuntamientos a la cola de los recortes inversores.

Crecimiento del PIB

La parte muy positiva del análisis económico de un duro 2016 es que todos los actores han incrementado su capacidad de ahorro, un dato decisivo de la recuperación, aunque también con matices: los hogares y las sociedades (finacieras o no) han ahorrado en términos absolutos netros; mientras que la mejora en las Administraciones Públicas es en comparación con el año anterior. Esto es, siguen sin ahorrar, pero en menor medida que en 2015.

Y ambas magnitudes se juntan para una conclusión, aquí sí, muy positiva: el PIB creció en 2016 en todas las Comunidades Autónomas sin excepción, de manera espectacular en Baleares y Madrid (3.8% y 3.7% respectivamente); y más modesta en La Rioja (1.5%), Asturias (1.9%) o Extremadura (2.%).

La media española en este epígrafe, el 3.2%, también es una invitación al optimismo si se compara con la de la UE-28, situada en el 1.9%: muy por debajo de las regiones peor clasificadas en el apartado inversor, lo que deja en buen lugar, a modo de conclusión, incluso a Andalucía, Extremadura o la propia Cataluña.