Cerrar

El Semanal Digital

Una bofetada con respuesta

El calvario del PP en los juzgados, llevado con contrición, estalla por la extraña citación del propio presidente, considerada una decisión política agresiva.

Rajoy y Felipe, que tuvo que acudir dos veces a declarar pero ya cmo ex presidente

Creado:

Actualizado:

Ni uno de los jueces ni la Fiscalía Anticorrupción ni la Abogacía del Estado querían citar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como testigo en el juicio por la primera época de la trama Gürtel, ubicada entre 1999 y 2005. Incluso la propia Sala Segunda de la Audiencia Nacional había rechazado esa posibilidad hace apenas un año por dos veces.

Y, sin embargo, el voto a favor de dos de los tres magistrados y a petición de una de las acusaciones populares, el jefe del Ejecutivo y del PP tendrá que declarar ante el tribunal encabezado por el magistrado Ángel Hurtado. ¿Era necesario? ¿Por qué se cambia de opinión? ¿Puede aclarar algo Rajoy que no se sepa ya? ¿La Justicia actúa con arreglo al manual o, por contra, alimenta a quienes creen que lo hace en función de variables políticas?

En cualquier caso, éstas son las claves de una citación extraña e inesperada que, en principio, se daba por descartada. Ni siquiera quienes finalmente la han decidido parecían proclives a citar al presidente en ejercicio.

¿Es importante la declaración de Rajoy?

No, de entrada es irrelevante. Así lo cree la mismísima Fiscalía Anticorrupción, y no precisamente porque no vea materia en el caso de la 'Caja B' del PP ni, tampoco, porque quiera proteger a Rajoy. Al contrario, Anticorrupción ha dado por probada la existencia de esa contabilidad paralela y, en consecuencia, no considera necesario citar ni como testigo a un dirigente que en aquellos tiempos no tenía una responsabilidad directa sobre Bárcenas ni sobre la tesorería del partido.

Fue Cospedal la que dio la orden de salir a defender a Rajoy sin tibieza y con contundencia

¿Tiene que acudir al juzgado Rajoy?

No parece probable, pero no es imposible. El presidente del Gobierno, como todos los miembros del Ejecutivo y de la Casa Real, por ejemplo, están conminados a declarar en calidad de testigos en la fase de instrucción. Lo que no se aclara del todo es cómo debe hacerlo: si la testificación fuese como jefe del Ejecutivo, podría hacerla por escrito. Al referirse a responsabilidades orgánicas en el partido, la ley impone que el testimonio sea oral. Pero eso no significa que tenga que ser, además, presencial: en teoría, Rajoy podría cumplimentar ante la Audiencia Nacional con una videoconferencia, por ejemplo. Pero no está claro aún cuál será la fórmula final.

¿Es razonable que declare Rajoy?

El propio tribunal no lo vio conveniente por dos veces. La decisión ha sorprendido, por no decir enojado, en Moncloa, aunque oficialmente se mantendrá la posición de siempre; de estricto respeto a las decisiones judiciales. Entre otras cosas porque el presidente del PP sólo es citado como testigo y, en ningún caso, ni se le investiga ni se le considera responsable legal de ninguna de las andanzas de Luis Bárcenas y compañía. Pero el daño estético, lo que suele denominarse la 'pena de Telediario', es suficiente para haber molestado a todo el PP y al Consejo de Ministros. Nadie entiende el cambio de postura.

¿Quién ha provocado la citación?

Es un empeño de una de las acusaciones populares, la correosa Asociación de Abogados Demócratas de Europa (ADADE), que lleva casi 30 años irrumpiendo en batallas judiciales tan sonoras como las emprendidas contra el juez Llúis Pasqual Estivill, el magistrado Carlos Dívar o los tres jueces que liberaron por un lamentable error al narcotraficante Carlos Ruiz 'El Negro'. Aunque desde el PP se les acusa de configurar un ataque estrictamente político, es verdad que no se han detenido en otros casos muy sonoros alejados de la política.

¿Es ADAE independiente?

Se precian de serlo, aunque siempre les acompaña una sombra de sospecha por su origen: nacieron en 1988 a la vera del PSOE y su presidente fundador, Mariano López de Lugo, llegó a formar parte de su candidatura al Congreso en 1977. No logró acta de diputado, pero su cercanía a los socialistas es una losa que, al menos en este caso, sí tiene un peso estético.

¿Es la primera vez que declara un presidente?

No del todo, Felipe González ya tuvo que acudir en una ocasión al Tribunal Supremo. Fue en en 1998, y también lo hizo en calidad de testigo por un caso que hace 20 años generó una enorme polémica: el secuestro del industrial Segundo Marey a manos de los GAL, el grupo que respondía a ETA con las mismas armas del terror y el crimen. Y Adolfo Suárez incluso lo hizo antes, en 1995, por el Caso Banesto. Pero ninguno de los dos ocupaba ya La Moncloa. En ese sentido, Rajoy sí sería el primero que lo hace en pleno ejercicio de sus funciones. El mismo González y Alfonso Guerra también fueron testigos en el caso Filesa, que condenó al PSOE por financiación ilegal.

¿Declararán más altos cargos del PP?

Sí, entre el 19 y el 20 de junio pasará por la sala habilitada en San Fernando de Henares la plana mayor de Aznar: el primero será Álvarez Cascos y, a continuación, testificarán Ángel Acebes, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja y Javier Arenas.

¿Hay polémica judicial?

Mucha. En el PP se guardaba hasta ayer un escrupuloso silencio, pero por dentro la indignación es alta y ya antigua. Se siente presa de una especie de persecución que, en fechas muy concretas y cercanas a congresos o elecciones, estalla con decisiones judiciales aparatosas que luego no tienen ni una instrucción rápida ni una condena en un tiempo razonable pero que, mientras, desata las hogueras y los Autos de Fe que lamentablemente son costumbre ya en España. Las instrucciones de Púnica y Gürtel, las dos manchas que más pesan a los populares, llevan abiertas más de un lustro y son para el conjunto del partido una condena anticipada y sostenida que muy pocos entienden. Desde hoy, la actitud ha variado: por ver primera, una decisiónjudicial ha tenido una respuesta pública contundente, con el vicesecretario general Martínez Maíllo al frente de las réplicas. Pero quien de verdad tocó la corneta fue Cospedal, la misma que se midió con Bárcenas como nadie antes.

¿Tiene Rajoy algún otro nubarrón en el horizonte?

No, y éste tampoco lo es. El presidente del Gobierno y del PP ha sufrido un inevitable desgaste político por la reiteración de casos de corrupción y por la mayor relevancia que se les da a los del PP que a los de otros partidos (sólo hay que comparar el tratamiento a Rato y a Narcís Serra, ambos por escándalos bancarios), pero ni las urnas le han pasado excesiva factura ni, a corto o medio plazo, existe ni una causa en la que se le requiera para algo más que testificar. Otra cosa es que con esto sea suficiente para encender la enésima mecha política: la portavoz de Podemos, Irene Montero, ya le ha pedido a Rajoy que no se esconda "detrás de un plasma", otra leyenda que pesa sobre él por aquel célebre error, bien torpe, de comparecer a través de una pantalla: en realidad es el presidente del Gobierno que más ruedas de prensa ha ofrecido en la historia de la democracia española reciente.