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Enrique Redondo de Lope

Macron, la 'revolución' tranquila

Salido de la nada, casado con una mujer 24 años mayor y con una sólida carrrera profesional al margen de la política; será sin duda el próximo presidente de Francia. Y algo más para Europa.

Macron, la 'revolución' tranquila

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Realmente Emmanuel Macron es un candidato diferente. Muy joven (sería el presidente de menos edad desde Napoleón), sin un partido político formado en el que apoyarse, negándose a definirse tanto en la izquierda como en la derecha, sin que haya elegido con anterioridad para ningún cargo electivo, millonario y habiendo trabajado en la empresa privada. Un verdadero outsider de la política francesa.

Tras un breve paso por Finanzas, entro a trabajar en la banca Rothschild, llevando a cabo la compra de una filial de Pfizer que le hizo millonario.

Porque Macron siempre ha sido un político con personalidad, rasgo que ya demostró cuando con 17 años y siendo un alumno superdotado, se enamoró de su profesora 24 años mayor que él. Pese a la lógica oposición de su familia se casaría con ella, siendo su actual pareja con la que tiene tres hijos. Y en un Sociedad como la francesa donde los políticos suelen desarrollar toda su vida profesional en el ámbito de la Administración pública, tras terminar brillantísimamente sus estudios en la prestigiosa Escuela de Administración Nacional, cantera del alto funcionariado, y tras un breve paso por la Inspección de Finanzas, entro a trabajar en la banca Rothschild, llevando a cabo la compra de una filial de Pfizer por Nestle lo que le hizo millonario.

Personalidad que siguió demostrando al ser nombrado Ministro de Economía por el socialista Hollande, creando reticencias dentro de todo el establishment político francés tanto dentro del Partido Republicano (Nicolas Sarkozy le pidió en forma irónica que "se incorporara" a su partido), como sobre todo dentro de las filas de su propio partido ("Es una start-up, con vencimiento a corto plazo, es la izquierda pro-business” comento el Secretario General del Partido Socialista, Jean-Cristhope Cambadelis)

Todos los indicios apuntan indican que Macrón será el próximo Presidente de los franceses, acabando con la alternancia de los dos grandes partidos franceses que se viene sucediendo desde los 80´s, pero sirviendo a su vez de dique de contención contra la posibilidad de un triunfo del Frente Nacional. Y es que a Emmanuel Macron se le ve como el papel secante contra la ultraderechista (aunque cada vez menos) Marine Le Pen, segunda candidata más apoyada con un 21,43% de los votos; así que tanto el líder conservador François Fillon como el socialista, Benoît Hamon, nada más conocerse los resultados han pedido a sus electores explícitamente el voto para Macron.

Dos partidos antisistema, el Frente Nacional de Le Pen y la Francia Insumisa de Mélenchon, han sumado más del 40% de los votos

Porque estas elecciones han resultado ser un acontecimiento político histórico para Francia, y por ende para el resto de Europa. Hay que recordar que Macron representa al movimiento “En Marche” (siglas que coinciden con las iniciales de su líder) que apenas tiene un año de vida, mostrando el cansancio de los electores franceses por las formulas clásicas de los partidos que se han repartido el poder durante décadas, y donde al margen del triunfo de Macron, dos partidos con claros rasgos antisistema, como son el Frente Nacional de Le Pen y la Francia Insumisa de Mélenchon han sumado más del 40% de los votos.

¿Pero de donde provienen los votos de Emmanuel Macron? Por su perfil podría parecer que de ambos partidos tradicionales, (derecha moderada y socialistas), pero si se analizan los resultados comparándolos con los de pasadas elecciones se puede observar que fundamentalmente ha obtenido el apoyo del electorado socialista, Partido que ha sufrido una debacle histórica, obteniendo Benoît Hamon un ridículo 6,10% de los votos lo que le ha dejado no solo fuera de la segunda vuelta sino como una fuerza política residual y casi de carácter simbólico.

Y es que desde que los militantes socialistas eligieron a Hamon como candidato, los representantes del el ala más moderada del partido como Manuel Valls huyeron en estampida molestos por la victoria de uno de los líderes que hicieron imposible la legislatura de Hollande, llegando a apoyar públicamente a Macron frente a su propio candidato. Pero el vía crucis para los socialistas no ha terminado, ya que afrontarán su Congreso en Noviembre es una situación de extrema debilidad, lo que augura unas sesiones realmente movidas.

Siempre se dice que los franceses votan en primera vuelta con el corazón y en la segunda con la cabeza. Ahora hay que ver el resultado de la segunda vuelta, y donde van ese casi 20% de los votos de Mélenchon, único candidato derrotado que no ha dado su apoyo explícito a Macron frente al Frente Nacional, lo que en una decisión polémica le está valiendo multitud de críticas entre sus propios electores.

Francia siempre se ha autodenominado como la sociedad europea más politizada, con una gran implicación de la ciudadanía en la vida política, y con estos resultados ha mostrado al mundo sus ganas de cambio en el sistema. Pese a todo, el sistema electoral a dos vueltas instaurado por De Gaulle en 1962 para evitar que partidos extremistas (y más concretamente el Comunista) accedieran al poder parece ser que volverá a cumplir su cometido. La segunda vuelta se presenta como una fotografía positivada, donde ambos candidatos marcaran claramente sus diferencias, no permitiendo ningún tipo de confusión.

Los dos líderes creen firmemente en su programa que les ha llevado a “la final del torneo”. Le Pen lo presentará como la confrontación de “la gente” (sí, también en Francia) contra las elites, autarquía frente a globalización, concepto de nación contra concepto Unión Europea, voto urbano contra voto rural y de periferia. Y Macron no se siente especialmente incómodo en esta dicotomía.

Pero al margen de esta segunda vuelta para la elección del Presidente no hay que perder de vista las siguientes votaciones. Y es que son cuatro vueltas las que se celebran en Francia, donde habrá elecciones para el parlamento en junio, un test crucial para Macron, ya que su partido carece de implantación a nivel nacional para poder cubrir con garantías las casi 600 circunscripciones, y gobernar sin el apoyo de la Asamblea Nacional sería sin duda un obstáculo realmente duro para el joven político de Amiens. Y es que la vida política francesa siempre es complicada y apasionante. Y más con candidatos como Emmanuel Macron.