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Enrique Redondo de Lope

La jugada de Theresa May

May gusta en la City y ha hecho la jugada que se esperaba: aprovechar la debilidad del ultraizquierdista Corbynpara adelantar elecciones. Lo difícil viene luego: negociar el Brexit.

La jugada de Theresa May

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Si algo ha demostrado Theresa May en su carrera política es saber medir los tiempos. Supo estar en la sombra de Cameron en el Parlamento (donde ha sido miembro desde 1997) sin precipitarse ni quemar etapas en la lucha por el liderazgo del partido, eligiendo el momento adecuado para presentar su candidatura tras la renuncia del Primer Ministro en Junio de 2016. Y es que siempre ha hecho gala de una gran sangre fría y determinación en sus decisiones, curtida en el siempre difícil, y más en estos momentos, Ministerio del Interior inglés.

Convoca elecciones por la necesidad de  una mayoría holgada en las difíciles negociaciones que se avecinan debido al Brexit

Sin duda, su anuncio de convocatoria de elecciones ha sido inesperado, tanto para sus rivales laboristas como para sus propios compañeros. Hay que recordar que hasta hace pocas fechas May había declarado que entre sus planes no estaba la convocatoria de elecciones “por el bien de la estabilidad del país”, pero, según ella, la oposición la ha empujado a este convocatoria debido a que han estado minando su autoridad y debilitando su posición negociadora con la UE. “El país está unido pero Westminster no. Los laboristas han amenazado con votar contra el acuerdo final que alcancemos. Los liberal demócratas han dicho que quieren paralizar la acción del Gobierno”, declaró poco después del anuncio de elecciones.

¿Pero que ha empujado a Theresa May a convocar elecciones el próximo 8 de Junio? Superficialmente la razón parece clara; la necesidad de contar con una mayoría holgada en las difíciles negociaciones que se avecinan debido a la aplicación del Brexit con la Unión Europea. "Necesitamos elecciones generales y las necesitamos ahora. Nuestros adversarios creen que como la mayoría del gobierno es tan pequeña nuestra determinación se debilitará y pueden obligarnos a cambiar el curso" declaró ante los periodistas.

May es consciente que no puede esperar hasta 2020, anterior fecha prevista para la consulta electoral, con estos exiguos apoyos. Y la mandataria, apoyándose en su olfato político que nunca la ha fallado, considera que es el momento justo para reforzar su legitimidad. Hay que recordar que la Primera Ministra asumió el cargo sin pasar por las urnas, pocos días después del terremoto provocado por el resultado del referéndum de junio de 2016.

Y es que el momentum político parece jugar a favor de la líder conservadora. En su partido no se siente discutida, y su popularidad entre los votantes es muy alta. Y a esto hay que sumar que May ha olido sangre y pretende aprovechar la extrema debilidad de la oposición laborista, dividida profundamente desde que asumió el liderazgo el ultraizquierdista Jeremy Corbyn. Así, dos encuestas publicadas hace pocos días le dan alrededor de 20 puntos de ventaja, un rédito que obviamente Theresa no está dispuesta a dejar pasar.

La única posibilidad de la oposición es convertir las elecciones anticipadas en un plebiscito sobre ese Brexit propugnado por la Primera Ministra. May cuenta con que los liberal-demócratas (únicos adversarios del Brexit para esta campaña) logren subir en número de escaños, pero en sus cálculos esta que esta subida será compensada con los malos resultados del Partido Laborista y el UKIP. Y es que las perspectivas para los laboristas no pueden ser más negras.

Theresa May podía haber esperado a las elecciones locales para su anuncio, pero ha preferido anticipar la convocatoria para no dar tiempo a sus rivales a un cambio de líder si, como se espera, su desplome en votos de las elecciones del 4 de Mayo es brutal. Piensa en que Corbyn es un cáncer para sus rivales, y no esta dispuesta a darles la opción de un cambio en el liderazgo. Además la City parece volcada con ella, con una libra fuerte ante la perspectiva de que su triunfo en las elecciones sea contundente.

Piensa que Corbyn es un cáncer para sus rivales, y no está dispuesta a darles la opción de un cambio en el liderazgo

Porque como no hay nada en el mundo más cobarde que un millón de libras, y Theresa gusta, y mucho, a los analistas financieros, que la ven como una persona firme, segura y sensata. May es una experta en nadar y guardar la ropa. Aunque suene extraño, en su momento la Primera Ministra voto a favor de la continuidad en la Unión Europea pero, una vez en el Gobierno, se mostró inflexible en los plazos y firmeza en la aplicación del Brexit. “Si el pueblo ha elegido ese camino, hacía allá nos encaminaremos, sin dudas ni dilaciones”, declaro nada más ser elegida como máxima mandataria.

Pero no solo busca el apoyo de la población hacía su persona para las futuras negociaciones, sino que también necesita una mayoría amplia por un problema sobrevenido; la posible ruptura dentro de su propio partido entre los partidarios de una salida “dura” y los que abogan por una desconexión más pausada y menos radical. Y es que hay que tener en cuenta que podría darse el caso que algunos de los propios miembros del partido no apoyaran las medidas que la Primera Ministra va a tener que tomar en las difíciles negociaciones para la desconexión de Gran Bretaña con la Unión Europea; en estos momentos el Partido Conservador sólo dispone de una escasa mayoría de 17 diputados en el Parlamento de Westminster y es consciente de que tiene que convivir con un grupo de diputados conservadores profundamente antieuropeos que se oponen a cualquier mínima concesión en la ruptura con la UE… y es que May se ha encontrado con una responsabilidad que ella no adquirió, y sin la fuerza suficiente para poder dirigir con garantías este arduo proceso.

Con este adelanto Theresa May da la sensación que ha dado un puñetazo encima de la mesa, en el sentido de que si tiene que jugar a un Brexit que ella no diseñó, por lo menos quiere elegir con que baraja. Y es que, como ha señalado el líder del Partido Liberal Demócrata Tim Farron, May espera una coronación, no una competición". Pero ya se sabe que las encuestas cada vez son menos fiables, y más hablando del Brexit…