El plan para pararle los pies a Napoleón en Madrid que nunca vio la luz
Tras el 2 de mayo de 1808 se proyectó la construcción de un fuerte para 100.000 soldados a las afueras de la capital con el propósito de frenar a las tropas imperiales.
Escuadrones de caballería, líneas interminables de soldados de infantería, un laberinto de zanjas y trincheras y cañones apuntando hacia Aragón. En total, 100.000 efectivos listos para frenar el golpe definitivo de Napoleón Bonaparte contra Madrid y empezar a acabar así con su amenaza para España y toda Europa. Ese fue el sueño de verano de algunos de los jefes de nuestro ejército en 1808, llevados por la euforia de la victoria en la batalla de Bailén, en la provincia de Jaén, la primera gran revancha contra las escabechinas del 2 de mayo en la capital, cuyo 209 aniversario se conmemora en estos días. Aquel sueño nunca se hizo realidad, pero al menos ha quedado una prueba material de la hazaña perseguida: un plano, el proyecto de un fuerte o ‘macrocampamento’ en el camino hasta Zaragoza, en las proximidades de Alcalá de Henares, que se custodia en el Archivo Cartográfico y de Estudios Geográficos del Ministerio de Defensa.
La rendición de Bailén, obra de Casado de Alisal (1864)
La idea de levantar este gran recinto fortificado surgió, como se ha apuntado, a raíz del triunfo en Bailén el 18 de julio de 1808, la primera derrota sufrida por las tropas napoleónicas en campo abierto. Como producto de aquel revés, el rey José Bonaparte tuvo que abandonar Madrid, adonde hizo su entrada el célebre general Castaños el 5 de septiembre, y marchar al norte, acompañado por las fuerzas francesas, que se replegaron hasta la línea del Ebro en los últimos días de aquel verano.
El mando militar y político español aguardaba una ofensiva de Napoleón contra la capital en cuanto reorganizara su ejército. Y para frenarlo y obligarlo a retroceder del todo, entre otras propuestas, se pensó en construir un gran fuerte a unos kilómetros de Madrid, junto al camino hacia Aragón.
Un enorme muro de cañones, infantería y caballería, a treinta kilómetros de Sol
El ingeniero militar Ildefonso José Rifá fue el encargado de diseñar este recinto, con capacidad para 100.000 soldados. El lugar elegido era un terreno ubicado en las proximidades de Alcalá de Henares, a poco más de treinta kilómetros de la Puerta del Sol; un paraje acotado entre el río Torote y el arroyo Camarmilla, con ligeras elevaciones para disponer las defensas.
Así, según el proyecto de Rifá, se aprovecharía una pequeña depresión de terreno para poder instalar un sistema perimetral de ataque, que se establecía a través de unas piezas de artillería y algunas obras de atrincheramiento. Detrás de ellos se instalarían unos frentes formados por las unidades acampadas, de modo que buscando una adaptación a la estrategia de combate, se fijarían unas líneas constituidas cada una de ellas por unidades de infantería de línea en el centro y de caballería en los flancos. Además, el campamento contaría con el acantonamiento de tropas ligeras y la construcción de un polvorín para asegurar el abastecimiento de munición.
Napoleón en persona recuperó el terreno perdido al mando de la temible 'Grande Armée'
El ambicioso proyecto no se llevó a la práctica nunca, probablemente por las disensiones existentes en el seno de la cúpula militar y política española. En cambio, sí se produjo el esperado contraataque francés, conducido por el mismísimo emperador Napoleón en persona.
En el otoño de 1808, al mando de la temible Grande Armée, compuesta por cerca de un cuarto de millón de soldados, recuperó el terreno perdido en pocas semanas y reconquistó la capital tras la audaz toma del puerto de Somosierra gracias a su valerosa caballería polaca. La pregunta es: ¿se abría logrado parar esta ofensiva y, en consecuencia, el curso de cuatro años de devastadora guerra de haber existido este fuerte en Alcalá?