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El Semanal Digital / Rafa Rodríguez

¿Pueden Garzón o una diputada de Bildu ser más valorados que Rajoy?

Los líderes menos votados son los más valorados, según el CIS. Garzón, defensor de la revolución comunista o de Fidel, encabeza clasificaciones pero no traduce en votos. ¿Cuál es la razón?

Alberto Garzón y Pablo Iglesias, cuando se hicieron aliados y eran los más valorados según el CIS (EP)

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Durante muchos años, la político mejor valorada de España fue Uxúe Barcos, que hoy gobierna en Navarra gracias a Bildu. Entonces estaba en el Congreso y, aunque casi nadie podría citar alguna de sus propuestas parlamentaria, encabezaba los ránking que elabora el CIS. No fue una excepción.

Rufián defeinde la independencia y gana a Rajoy. Garzón el comunismo y supera a Rivera

Alberto Garzón, devoto de Fidel y de Stalin y capaz de votar en contra de la condena al régimen de Maduro, está entre los tres dirigentes mejor puntuados desde hace ya varios ejercicios se convirtiera en la cara visible de IU, un partido diluido en Podemos para pesar de dirigentes históricos de la formación.

Y por encima de él, en la última entrega, también aparecen otros dos políticos alejados, técnicamente, de las ideologías o filias mayoritarias en España: los portavoces en la Cámara Baja de Compromís, Joan Baldoví, y de En Común Podems, Xavier Doménech. Dos partidos minoritarios en España y comprensivos con uno de los movimientos que, paradójicamente, más irritan a los españoles: el nacionalismo periférico y su versión más extrema, el independentismo.

¿A qué se debe esa tendencia? ¿Es correcta la metodología del CIS? ¿Se puede ser el más valorado y el menos votado proporcionalmente a la vez, defendiendo ideas que además no gustan? Ninguno de los dirigentes políticos españoles alcanza el 5, con Baldoví al frente con un 4.54; casi dos puntos más que Mariano Rajoy y su 2.91. Pero hay más datos sorprendentes: la portavoz de Bildu, Marian Beitialarrangoitia, ocupa el sexto puesto por delante incluso de Albert Rivera y, en general, de todas las caras más conocidas e influyentes de la política española.


Marian Beitialarrangoitia de Bildu (derecha) supera incluso a Albert Rivera y Gabriel Rufián (ERC, a la izquierda) al presidente Rajoy

Hasta Gabriel Rufián, tan querido en sus filas de ERC como detestado por PP, PSOE y Ciudadanos; supera en nota al presidente del Gobierno. Varias son las causas, a decir de especialisas, sociólogos y dirigentes políticos preguntados al respecto. Una deellas es el miedo escénico , por resumirlo en una expresión aunque también valdría la más conocida de 'voto oculto'. Al encuestado le da más apuro puntuar bien a Rajoy o a Susana Díaz, si llega ese caso, que a la Uxúe Barcos de turno, de quien hay que recordarle el nombre varias veces para que la ubique. Y pese a eso, la señala: es gratis, no molesta a nadie y siempre es más sencillo ponerse al lado del aparentemente débil que del poderoso.

La bajada de Rivera y de Pablo Iglesias -esta última espectacular hasta hundirse en la clasificación- hace honor a esa tesis: ya no son outsiders ni nuevos y, por distintas razones, la ciudadanía les identifican más con los que mandan que con los que piden cuentas a los que mandan. El líder de Podemos, en fin, es juzgado ya como uno más de su manida 'casta'. En el caso de Rivera, que no obstante se mantiene entre los mejores puntuados.

Más que una encuesta de valoración, el CIS es una encuesta de popularidad de los dirigentes políticos

Esto se percibe muy claramente, en el propio CIS, al cotejar los resultados electorales reales de cada partido con la estima que de ellos tienen los encuestados: el PP ha ganado todos los comicios relevantes desde 2011, pero es el partido que más rechazo genera entre los participantes de los trabajos del CIS, hasta el punto de que ningún otro tiene tantas personas, aparentemente, dispuesta a no votarle jamás: más del 53% de los españoles.

Otra poderosa razón sería, como socarronamente lo define un analista con trienios, el 'efecto Eurovisión': la gente vota como aquella vez a Chiquilicuatre o, ya en el terreno político, a Ruiz Mateos o a Jesús Gil en los lejanos 90. Con una mezcla de cachondeo y frivolidad. Un último caso explicaría que los peores en votos sean los mejores en puntuación: su abrumadora presencia en los medios de comunicación, especialmente en televisión, y la organización de los principales programas de debate y tertulia en torno a la agenda política que ellos encabezan. Aunque no sea la mayoritaria, sí es la dominante.

Y gracias a ellos se produce un 'recuerdo de marca' que aliado con el resto de los factores explicaría una contradicción tremenda entre lo que obtienen en las urnas y lo que logran en las encuestas que, según un especialista, son más de popularidad que de valoración.