Cerrar

Pilar Enjamio (*)

Un análisis psicológico de Pedro

La psicóloga Pilar Enjamio analiza el perfil piscológico de los candidatos del PSOE y se detiene en Sánchez, en quien divisa el llamado 'síndrome de Hubris', la enfermedad del poder.

Sánchez, antes del debate en Ferraz (EP)

Creado:

Actualizado:

No hay atisbo de sinceridad y armonía en ninguno de los candidatos sino más bien toxicidad y enfrentamientos .

Unos se culpan a los otros ante la carencia de un proyecto político claro y convincente. Lo más anécdotico es la afirmación de Susana Díaz achacando la problemática y descenso de los votos al PP, definiéndolo como tóxico e infame.

Sánchez es un ejemplo de síndrome de Hubris: su narcisismo le aleja de cualquier posibilidad de éxito

Sin embargo, la toxicidad se observa en las conductas de quien no reconoce sus propios errores y busca un chivo expiatorio a sus problemas en los demás.

El declive de un partido y unas siglas PSOE vino con Pedro Sánchez, un perfecto ejemplo del síndrome de Hubris, que en el aspecto psicológico rayan en la paranoia, aunque aquí nos referimos a lo sociológico y es más conocido como la "enfermedad del poder".

Fantasía de poder, sin importar a costa de que o de quién. Más allá de la ética y el bienestar común, no existe el razonamiento. Solo una obsesión o idea fija que es el poder o liderazgo.

Por decirlo en lenguaje coloquial, sería un sabelotodo que rechaza cualquier opinión no sea la suya y su egoísmo creyéndose el protagonista de todas las películas y el Mesías salvará al mundo y a la sociedad.



La idea del rival vencido es patológica y denota traumas y complejos pasados. En varias fases de su vida nunca fue el número uno sino por la renuncia de otros .Esa es la raíz de su complejo y ansiedad que crea la obsesión y ritualización de imágenes, donde ya se ve y se está imaginando lo que no es. Narcisismo, protagonismo, impulsividad, superioridad, prepotencia...

El poder, en estas personalidades, crea una adicción o dependencia como las drogas y traerá como consecuencia el descalabro de su propio partido. Una cosa es la realidad y otra la utopía, la fantasía, la quimera. Fantasía, el cuento de la lechera; desequilibrio entre lo realizable y lo irrealizable. Pedro, el fantástico, navega en el espejismo de la obsesión y la irrealidad.

Un partido se resquebraja y corre el riesgo de desaparición y peligra la unidad de España y el bienestar de los españoles. Líderes sensatos, cabales, dialogantes, con capacidad de pactos y consideración a otras opiniones. Eso sería garantía de éxito y en una personalidad narcisista es totalmente imposible.

(*) Pilar Enjamio es psicóloga