¿El fin de Susana?
El varapalo de las Primarias ha dejado casi hundida a la dirigente andaluza, pero no muerta. Consciente de que haber esperado tanto fue un error, aguarda una segunda oportunidad.
Hasta las 19h del domingo, los más estrechos colaboradores de Susana Díaz contaban con ganar, muy ajustado, con un resultado por los pelos que le parecía suficiente a quien, tras la dimisión de Rubalcaba, se negó a aceptar el liderazgo si no era por aclamación.
Susana lleva cometiendo errores desde que ella mismo puso a Sánchez. Pero se guarda una segunda oportunidad sin fecha fija
Pero salió Madina, impulsado precisamente por Rubalcaba en aquellas fechas, y la lideresa se retiró a sus cuarteles movilizándose para que un desconocido ocupara temporalmente la secretaría general mientras ella ganaba sus elecciones y, ya sí, daba el salto a Ferraz.
Aquel dirigente impuesto por Susana era Pedro Sánchez; sus entonces rivales -Rubalcaba y Madina- estaban ahora con ella y contra él hasta el domingo; y el desenlace final es de sobra conocido por todos: Sánchez se quedó con los galones nada más recibirlos, se negó a ceder el poder que le habían prestado y ahora vuelve a ser suyo tras años de disputas indisimuladas y un proceso final traumático que ha dejado al PSOE dividido, deprimido y con sus leyendas vivas -desde Felipe hasta Corcuera- desvencijados por mor del ganador.
¿Segundo asalto?
¿Ha puesto esto final a la carrera de Susana Díaz? De entrada, y con unas prisas llamativas para quienes hicieron de su oposición a Sánchez un asunto de principios y en defensa de España, por miedo a los pactos y las políticas del inestable dirigente; el sector crítico se ha desecho y en apariencia todos han entregado las armas en el minuto uno: desde Page a Puig, pasando por Vara o la propia Díaz; el repliegue de velas ha sido incluso excesivo para quien, al fin y al cabo, tiene a la mitad del partido en contra, a Podemos soplándole en el cogote desde el primer momento y una compleja gestión de su posición: el que llegó para echar a Rajoy va a tener que gestionar, sin embargo, una situación muy similar a la de su criminalizada Gestora, pero con sus militantes esperando que cumpla su casi imposible promesa.
Sólo algunos 'galos', como Corcuera, Leguina o Ibarra; se han atrevido a levantar la voz para seguir diciendo lo que decían antes de la votación, en la que participó un 0.1% de la población española y no significa gran cosa a efectos electorales. El resto, mutis o besamanos artificial con un líder tan renacido como callado desde el lunes. Es en ese escenario donde Susana Díaz dice una cosa pero su lenguaje corporal sostiene la contraria, probablemente lo mismo que hace Sánchez, enviando un mensaje conciliador mientras masculla una 'limpia' general, si le dan las fuerzas, para quitarse toda sombra de rivalidad interna.
Díaz, en el mercado de Sevilla, en una imagen de 2012 (EP)
Superado el mazazo, ¿tiene futuro la andaluza? ¿Ha sido este batacazo sólo la primera vuelta o el único intento de saltar a Madrid? Por lo que dice, se diría que su único objetivo es volverse a San Telmo, sede de la presidencia de la Junta de Andalucía, para evitar el aslato del sanchismo y, también, el más que previsible del PP andaluz, con un Juanma Moreno que ya tiene hecha la campaña electoral en una parte: le bastará con repetir, no sin razón, que para Díaz Andalucía era el segundo plato y que sólo ha vuelto a atender sus responsabilidades cuando sus propios compañeros le han dado con la puerta en las narices.
Díaz no maniobrará para el Congreso, pero se marca otra fecha para asaltar de nuevo a Pedro: cuando haya Generales
Moreno, además, va hacia arriba en Andalucía y ya controla el partido casi al completo, pese a que allí se ha disputado uno de los más feroces enfrentamientos entre las distintas familias del PP, saldado con victoria del que ya era presidente y, en consecuencia, de Soraya Sáenz de Santamaría, la máxima valedora del joven dirigente popular, en claro ascenso.
No luchará en el Congreso Federal
Sin embargo, el gesto de Susana dice otra cosa y, en su entorno, no se descarta ni mucho menos un segundo asalto que en ningún caso será para el próximo Congreso Federal: ahí, Pedro Sánchez tendrá otro momento de gloria y muy probablemente se dé un paseo militar tan aparatoso como efímero.
La presidenta andaluza, pues, se centrará en intentar mantener el liderazgo institucional y orgánico en Andalucía, pero ya prepara su 'venganza', sin un momento elegido, sin fecha, pero con la seguridad de que ese instante llegará: bien porque a Sánchez no le quede más remedio que sacar a la luz lo que hasta ahora ha ido disimulando, un casda vez más improbable pacto con Podemos y entre otros ERC; bien porque vuelva a ser el candidato en unas Elecciones Generales que nunca serán antes de un año y que Rajoy prefiere al terminar el ciclo legislativo normal.
El 'abandono' de Andalucía y la consolidación de Moreno son otros problemas para Díaz
Tal vez Sánchez se haya ganado a la exigua mayoría de los militantes, pero ante los ciudadanos ha sido por dos veces el gran perdedor y, desde el susanismo, se da por descontado que lo sería una tercera. Sea cuando sea ese tercer paso por el calvario de las urnas. Y es ahí donde la ahora deprimida Díaz se ha marcado una cruz en el calendario, esa herramienta básica de la política que hasta ahora nunca supo manejar.
El epílogo está por escribirse, pues, y el guión de Sánchez y su némesis o viceversa, es el mismo: sólo puede quedar uno. Si es cierto que Díaz prepara el retorno, por el método de ver caer por sí solo a su 'amigo' Pedro; éste hará lo imposible por acabar con la disidencia y las baronías en las próximas semanas y meses: el 'nuevo' secretario general no dejará rehenes, si está en su mano, en esta nueva batalla.. Aunque todos sonrían y se lancen mensajes de integración, unos y otros saben que la supervivencia depende de la desaparición del adversario. Aunque en el camino se sigan llamando "compañero".