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R.R. / E.P.

La muerte del 'último' nazi

La muerte de Reinhold Hanning, un guardián de Auschwitz, refresca la peor memoria de Alemania: hasta 2011 no condenaba a colaboradores de los campos sin delitos de sangre directos.

Reinhold Hanning (Agencias)

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Reinhold Hanning, exguardia del campo de exterminio nazi de Auschwitz que fue condenado en 2016 por la justicia alemana por haber contribuido a causar la muerte de al menos 170.000 personas, ha muerto a los 95 años de edad, según ha confirmado este jueves su abogado, Andreas Scharmer.

Hasta 2011 haber trabajado en un campo de exterminio no era suficiente para ser condenado. Ahora ya sí

El nonagenario murió cerca de la ciudad alemana de Detmold, en el centro-oeste de Alemania. A mediados de junio de 2016, el tribunal de la localidad dictó contra Hanning una pena de cinco años de cárcel.

En el proceso judicial, celebrado en la corte del municipio situado al oeste de Alemania, participaron historiadores y supervivientes del Holocausto, a los que Hanning no se atrevió a mirar durante todo su testimonio, según 'Der Spiegel'.

La acusación argumentó el caso bajo la premisa de que Hanning, a pesar de su bajo rango, facilitó los trabajos de la "maquinaria de la muerte nazi" y, por lo tanto, compartió la responsabilidad del exterminio de al menos seis millones de personas, la mayoría judíos.

Cómplice de 170.000 crímenes

A pesar de que la defensa de Hanning argumentaba que el ex oficial de las SS jamás asesinó, golpeó o abusó de nadie, la jueza Anke Grudda dictaminó que la mera participación del guardia en las tareas habituales de funcionamiento del campo, por su propia voluntad, le convertían en cómplice.

Fue uno de los casos recientes más sonados, pero no el único. La Oficina Central de la Administración estatal de Justicia para la Investigación de los Crímenes Nacionalsocialistas de Alemania abrió hace nueve meses una investigación preliminar contra ocho personas por su presunta vinculación con el asesinato de miles de personas en el campo de concentración nazi de Stutthof, ubicado en la antigua Ciudad Libre de Dánzig, ahora la ciudad polaca Gdansk.


Auschwitz, en la actualidad

"Las investigaciones se han abierto contra cuatro hombres y cuatro mujeres", según explicó entonces el investigador principal, Jens Rommel. "Los ocho trabajaron en el campo de concentración de Dánzig". Los varones habría trabajado como guardias de seguridad, mientras ellas eran o bien secretarias o bien teleoperadoras.

Todos ellos tienen entre 93 y 98 años. Tal y como recogió en ese momento la edición alemana del diario 'The Local', las autoridades alemanas también están investigando a otros sospechosos que trabajaron en otros campos de concentración, como el de Bergen-Belsen, en el estado de Baja Sajonia, o el de Neuengamme, en Hamburgo.

El de Stutthof fue el primer campo de concentración nazi construido fuera de Alemania y el último en ser liberado en 1945.

El fallecido no se atrevió a mirar a los ojos, durante su juicio, a supervivientes del Holocausto

El fin de la impunidad

Durante décadas, Berlín no ha luchado por llevar a los extrabajadores de campos de concentración durante la época nazi ante la Justicia ya que, en 1969, un tribunal federal emitió un fallo indicando que un simple trabajador de uno de los campos no suponía que este fuera cómplice de asesinato.

No obstante, el marco legal para procesar a exnazis cambió en 2011, con la condena de John Demjanjuk, quien había sido guardia de prisiones en un campo de concentración.

Fue condenado en mayo por su complicidad en el extermino de 28.000 judíos del campo de concentración de Sobibor (Polonia) en 1943, y falleció a los 91 años de edad en una residencia de ancianos de Rosenheim (sur de Alemania), donde se encontraba en libertad debido a su avanzada edad.

Más condenas

Durante los últimos años, Alemania parece haber experimentado un nuevo impulso en sus esfuerzos por condenar a funcionarios de bajo nivel que tuvieron algún tipo de vinculación con la maquinaria del Holocausto. Así, en julio de 2015, un tribunal del norte de Alemania condenó a Oskar Gröning, el 'contable de Auschwitz', a cuatro años de prisión. Justo después vino el juicio a Reinhold Hanning, ahora fallecido con el dudoso estigma de ser, tal vez, el último nazi vivo.