A vueltas con los estibadores

Cuando parecía que el camino estaba despejado, de nuevo se ha enrocado la negociación. Hace diez días todos estaban contentísimos con el nuevo acuerdo, en el que básicamente se producían algunas cesiones por parte del gobierno.

El Gobierno no puede ceder más. Si lo hace saldrá Europa y dirá que no cuadra con lo que pide

Pero en esto la cuestión principal sigue siendo la misma: esto es un mercado cerrado, es un gremio. Problema éste que venimos padeciendo desde Girón de Velasco y su sistema de 1944 que algunos siguen queriendo mantener.

Incluso diré más, esto viene de más lejos: viene del Siglo XVII. Ya entonces Jovellanos en su “Informe sobre el libre ejercicio de las profesiones” defendía que había que acabar con los gremios. Esa sigue siendo la cuestión: ¿Se abre o no se abre el mercado?

Lo que los estibadores quieren es que se garantice el mantenimiento de sus puestos de trabajo. La pregunta como digo es: ¿Cuánto nos va a costar a los contribuyentes? ¿Este gremio va a seguir así?

¿Prejubilaciones?

En el nuevo acuerdo, al que parecían haber llegado las partes, se establecían por ejemplo unas prejubilaciones. Para obtener el silencio de la antigua Convergencia se les había concedido que pudieran mover los automóviles. Esto supone que manipular un automóvil hacia el barco o del barco hacia el puerto, eso pasaba de algo más de 5 euros por automóvil a algo más de 10 euros por automóvil.

Con lo cual lo pagaríamos en aumento de costes. Se mantenía también la concesión a este gremio de que esté en sus manos todo el tema de la formación y que decidan ellos quien vale o no para el trabajo. Y a pesar de todo esto, rompen negociaciones y dicen que van a la huelga.

El gobierno no puede ceder más. Si cede más saldrá Europa y dirá que no cuadra con la liberalización que nos pide.

¿Más dinero público?

Aquí al final en lo que consiste esto es en que se les garantice el empleo a los estibadores y eso solamente pasaría porque Fomento afloje más el dinero. Pero claro, eso no va a ocurrir. Eso es lo que había ocurrido antes de que se aprobara el Real Decreto Ley correspondiente. Claro, amparados en que el Estado va a mantener el statu quo que no podía mantener porque precisamente la sentencia europea lo que decía es que el statu quo era un impedimento a la competencia.

Una vez que se ha aprobado el Real Decreto Ley, las posturas de empresarios y trabajadores son muy claras: los trabajadores quieren mantener el estatus y los empresarios lo que quieren es reducir costes y para eso habrá que romper el modelo. Los empresarios no pueden mantener el empleo y ningún árbitro puede imponer el mantenimiento del empleo, porque es una cosa completamente absurda.

Estibadores del puerto de Sevilla con la dirigente de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez

Los sindicatos son los que deberían instruir a los trabajadores para que se enteren de una vez que ya no son unos funcionarios que entraban de tapadillo en el sector por sus relaciones familiares. Estos son unos burócratas que viven a costa del conjunto total de los trabajadores. Y los empresarios exactamente igual.

Los estibadores ya no pueden ser funcionarios que entraban de tapadillo

O se cubren costes o quiebra

Los empresarios no pueden coger y decir: vamos a hablar con el Ministro para ver si pone él la pasta. Pues no. Mire usted, usted tiene unos costes y usted tiene que cubrir esos costes y si no los cubre la empresa quiebra y se ha acabado. Esto es así y hay que acostumbrarse a que los mercados tienen que ser cada vez más competitivos.

El problema es la falta de costumbre en este aspecto. Además todas las previsiones que hay de la introducción de la competencia en este sector señalan que habrá una ampliación notable del empleo. Eso sí, los empleados no cobrarán un dineral por no hacer nada o casi nada. Cobrarán un sueldo razonable.