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P.P. Hinojos

El hombre que pudo ser Goya

El Prado resucita la obra del pintor valenciano Agustín Esteve, uno de los artistas más solicitados del siglo XVIII, aunque su fama quedó oscurecida por la alargada sombra del genio aragonés

El delicado retrato de la pequeña Manuela Isidra Téllez-Girón, una de las obras más apreciadas de Agustín Esteve.

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Fue uno de los grandes pintores de la segunda mitad del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX, un virtuoso del retrato reclamado por la Corte y la aristocracia. Pero tuvo la mala fortuna de nacer casi al mismo tiempo que un coloso como Francisco de Goya y Lucientes. Probablemente, de no haber sido coetános, el Goya del arte contemporáneo español se hubiera llamado Agustín Esteve y Marqués (Valencia, 1753-1820), al que el Museo del Prado reivindica ahora en una gran exposición.

'El desafío del blanco. Goya y Esteve, retratistas de la casa de Osuna' es el título de la muestra, que incluye el 'Retrato de Manuela Isidra Téllez-Girón', futura duquesa de Abrantes', adquirido por la pinacoteca con fondos de la donación Óscar Alzaga Villamil.

El presidente del Patronato del Prado, José Pedro Pérez-Llorca, explicó durante la presentación de la muestra que esta obra ha sido adquirida gracias a la "magnífica donación" realizada por parte del coleccionista y completa la donación de Alzaga, que incluye también seis pinturas, que serán presentadas el próximo otoño o invierno.En concreto, esta exposición, que podrá visitarse hasta el 1 de octubre en las salas 37 y 38 del edificio Villanueva, incluye un total de 14 obras, de las cuales ocho fueron realizadas por Esteve y tres por Goya, a las que se suman dos aguadas del artista contemporáneo Guillermo Ducker y una fotografía de Jean Laurent de un retrato realizado por Goya.

Un retratista “en órbita”

Alzaga, a quien Pérez-Llorca se ha referido como un "filántropo y amante de arte" y que se describe a sí mismo como un coleccionista "de segunda división", destacó que con esta muestra el Prado "pone en órbita" a un pintor a quien no se ha prestado la "suficiente" atención. Además, el que fuera catedrático y abogado, ahora jubilado, subrayó que esta obra tiene la "vocación de pasar a una sala pública", por lo que celebra que el Prado haya conseguido que forme parte del "patrimonio colectivo".

Supuesto autorretrato de Agustín Esteve, realizado hacia 1815

La comisaria de esta exposición, Virginia Albarrán, resaltó que Esteve está presente en casi todas las colecciones de las familias cortesanas del siglo XVIII y ha lamentado que su obra ha despertado "más interés" entre coleccionistas en su mayoría americanos que entre "los historiadores españoles", lo que hace "difícil" encontrar sus obras.

Albarrán reivindicó tanto su lugar entre los estudios de arte como el reconocimiento de la "paternidad" de obras que siguen estando atribuidas a Goya. De hecho, una de las obras que forma parte de esta exposición, el retrato de Francisco de Borja Téllez-Girón, futuro X duque de Osuna, de Agustín Esteve, perteneciente a la Colección Masaveu, que fue considerado uno de los retratos "más finos" de Goya.

Desafío en blanco

En referencia al 'Retrato de Manuela Isidra Téllez-Girón', señaló que se trata del "retrato infantil más singular del siglo XVIII español", "único desde el punto de vista iconográfico" y con "una gran modernidad a la que ni siquiera llegó Goya en sus retratos infantiles".

El uso del blanco se convirtió en un "reto" para los artistas de finales del siglo XVIII, porque entonces se puso de moda entre las mujeres el uso de la muselina blanca, una tela muy fina y transparente que puso "a prueba" a los pintores. En este ejemplo, indicó que Esteve "se superó a sí mismo" con una "pincelada sutil y sin apenas materia pictórica".

Asimismo, destacó que en esta obra se aprecian influencias de Velázquez, en la inspiración del espacio, así como en la melena ondulada y la pierna, que remiten a 'El pastor', de Murillo. Respecto al magnetismo de su mirada, la comisaria ha señalado que hay cierta "transgresión" porque estaba colgado en su habitación.

Estirpe de pintores

Hijo del pintor de retablos Agustín Esteve Torralba y de María Marqués, el protagonista de la exposición es descendiente de una familia de artistas que se remonta al si­glo XV. Su formación comenzó bajo la dirección de su padre y continuó con su ingreso, en 1768, en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

El retrato de uno de los duques de Osuna obra de Esteve fue considerado, por error, uno de los retratos "más finos" de Goya

En 1770 se matriculó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, siendo claves en su formación tres grandes artistas: Francisco Bayeu, Mariano Salvador Maella y, sobre todo, Anton Raphael Mengs. No obstante, en 1775 Esteve conoció al pintor que más le marcó profesionalmente: Francisco de Goya, de quien fue estrecho colaborador. Su estilo en los retratos debe mucho al de Goya, aunque con características personales e individuales que lo hacen fácilmente reconocible, como se apuntaba antes.

Durante el último cuarto del siglo XVIII, Esteve fue uno de los ­retratistas más buscados por la nobleza cortesana, únicamente superado en las cotizaciones por Goya, recibiendo encargos de las familias más importantes del momento, destacando su relación con la Casa de Osuna.

La etapa cumbre del pintor culminó con el cambio de siglo al ser nombrado, en el verano de 1800, pintor de cámara y académico de mérito de la de Bellas Artes de San Carlos. Sin embargo, debido a los convulsos cambios en los primeros años del siglo, con la Guerra de la Independencia especialmente y a las nuevas preferencias estéticas del nuevo monarca, Fernando VII, el pintor quedó relegado a un segundo plano. En 1819 se le concedió la jubilación y se retiró a su ciudad natal, donde murió al poco tiempo.