Las mentiras de la amiga íntima del Rey levantan ampollas en La Zarzuela
Su nombre se dio a conocer tras un triste episodio de la Monarquía; con perdones y elefantes de por medio. Ahora, no acepta las degradaciones públicas y sigue pataleando por su corona.
Cuando nadie sabía de la existencia de Corinna, los eméritos Juan Carlos y Sofía, y los “reales”, Don Felipe y Doña Letizia, vivían mucho más tranquilos. Entonces no se había levantado la liebre y las amistades del abuelo de Felipe Juan Froilán de todos los Santos no estaban en boca de todos.
Pero aquella desafortunada caída en medio de una cacería de elefantes se saldó, al final, con un perdón público de un Rey que empezó a ser visto como un anciano entrañable. Pero, además de ese momento histórico, nos dio un nuevo personal del colorin.
Una cara conocida, y atractiva, como es la de Corinna Larse, que ha dado mucho de qué hablar y que ha permitido dar forma a esos ríos de tinta que ha desatado.
Pero la que se ha convertido en íntima de la corte monegasca y mujer de gran influencia para Alberto de Mónaco y su mujer, Charlene, no parece aceptar ese segundo plano al que ha sido “relegada” en el entorno español. Y, a pesar de que vive muy bien en la costa azul francesa, no acaba de ver con buenos ojos que, más allá de su importante red de contactos, hay gente que ya la hace de menos.
Y la gota que ha colmado el vaso ha sido el desplante público de su ex suegro, Alexander, y de su ex marido, y padre de su hijo, Casimir, que no han dudado en dar un puñetazo en la mesa y robarle su sueño de ser princesa.
Usado sin permiso
Y es que, según su ex familia política, Corinna habría estado haciendo uso y utilizando un título que no le corresponde y que dejó de pertenecerle el día que firmó su divorcio. Ya no puede ser su Alteza Serenísima y, simplemente, debe presentarse como Corinna; o como se la conoce en España, el quebradero de cabeza de Doña Sofía y sus hijos, Elena, Felipe y Cristina.
Pero no sólo de ellos. El mencionado príncipe Alexander zu Sayn-Wittgenstein, padre de Casimir, del que Corinna se divorció en 2005, sigue luchando –ahora públicamente- por que Corina Larsen no use su título en vano.
Corinna se niega, y para ello acaba de dar un puñetazo en la mesa y como, según sus abogados, no hay fundamento jurídico, ella seguirá jugando a llevar su corona de Princesa. Y algo más…