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Buendía

Y yo con estos huesos

Desde la ultratumba, Dalí se ríe con el último episodio de una larga vida surrealista. Puede ser padre a los 113 años y estando muerto. Nadie superará jamás al maestro.

Dalí, años 60

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Ser padre a los 113 años tiene mucho mérito. Pero serlo cuando además ya estás muerto, es inigualable. Dalí estaría probablemente encantado de seguir siendo el maestro del surrealismo desde su tumba, husmeada con con tecnología puntera que él mismo soñó en algunos de sus cuadros repletos de jirafas en llamas, toreros alucinógenos y relojes blandos.

Don Salvador puede ser padre a los 113 años y estando muerto. Nada más surrealista

Pero si una de sus obras refleja como nada el esperpento de su exhumación, en busca de una ADN que despeje el misterio de una paternidad perdida, es 'El gran masturbador', un autorretrato muy inspirado en 'El jardín de las delicias' de El Bosco en el que Dalí, con apenas 25 años, ya vertía todos sus temores, sus sueños, sus pesadillas y esa extraña concepción del universo sólo superada por su último baile de ultratumba.

Remover huesos es muy español, y no hay Lorca ni Azaña que se haya librado de esa tentación tan humana y algo ramplona como interrumpir el eterno descanso para animar el aburrido presente con una campaña de autopromoción política. El fin de esta prospección ósea, no obstante, difiere de todas las anteriores y puede culminar perfectamente con una frase legendaria: "Don Salvador, ha sido una niña". Qué cuadro.


'El gran masturbador', de Salvador Dalí. Año 1929. Óleo sobre lienzo, estilo surrealista y sus medidas son 110 x 150 cm. Se conserva en Madrid, en el Museo Reina Sofía