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Javier Rodríguez

Un español paga el doble de impuestos por su piso que un alemán

Un español tiene menos dinero que un alemán, un danés, un austriaco o un holandés. Y, sin embargo, paga entre dos y cuatro veces más impuestos por su casa. Pocos en el mundo nos superan.

Un español paga el doble de impuestos por su piso que un alemán

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Los españoles pagan más impuestos por sus propiedades que la mayor parte de los ciudadanos del mundo, entre ellos los residentes en los países más prósperos de Europa: en la práctica totalidad de Centroeuropa y en la península escandinava sus habitantes sufren una presión fiscal por tener casa sensiblemente inferior a la de un propietario en España.

En concreto, y según el estudio hecho por ElSemanal a partir de datos oficiales de la OCDE, el INE y elaboración propia a partir de estadísticas municipales; los españoles pagan sumando todos los impuestos y tasas que pesan sobre un inmueble más del doble que un noruego, un alemán o un sueco y hasta un 50% por encima de lo que lo hacen un finlandés, un suizo, un holandés o un danés.

En todos esos países, para hacer aún más amplia la herida, el PIB per cápita (el valor total de todos los bienes y servicios finales generados durante un año por la economía de una nación o estado y el número de sus habitantes en ese año), situado en España en los 24.000 euros, es superior cada año entre 13.000 y 16.000 euros.



La brutal presión fiscal de un español, sólo superada por países con una renta muy superior como Canadá, Australia, Estados Unidos o Inglaterra; deriva de la abrumadora cantidad de pagos impuestos a la propiedad desde el Estado, las Autonomías y los Ayuntamientos.

Cada propietario, sumando todos los conceptos de distinta procedencia que tienen por objeto fiscal su casa, está obligado a dedicar en torno al 2.4% de sus ingresos totales a atender las obligaciones derivadas de poseer una casa. Casi cuatro veces más que un austriaco, que alcanza los 40.000 euros de PIB per cápita, un 40% más que un español.

La conclusión se alcanza sumando todos los pagos que, en realidad, pesan sobre el propietario y no sólo los que tradicionalmente se contabilizan desde Hacienda para la declaración de la renta. Para saber cuánto de verdad cuesta mantener una vivienda, hay que añadirle lo que se paga cada año por el mero hecho de tenerla, en distintos conceptos, e incorporar también impuestos como el de plusvalía, que se imputan cuando se vende la propiedad por encima del precio de compra original.



Esto es, además del IBI o el llamado impuesto a las casas vacías; hay que añadirle la tasa de agua, la de basuras, el de transmisiones en la compra de segunda mano, la plusvalía en la venta y el IVA en las viviendas nuevas o hasta los precios públicos por vado y carruajes para saber a ciencia cierta qué se paga y alcanzar la sorprendente conclusión de que España tiene una renta mediana en comparación con los países prósperos pero los españoles asumen una carga fiscal mayor que casi todos ellos por la combinación de cobros desde los tres ámbitos de la Administración.

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