Del pasillo al paseíllo
Rajoy pasa el trago de cambiar el pasillo del Congreso por el paseíllo en la Audiencia. Es sólo testigo, pero la expectación y el show no tienen precedentes. Ningún presidente lo hizo antes.
Rajoy, en el pasillo del Congreso el pasado mes de julio
Cuando los demás corren, Rajoy pasea rápido, y esa diferencia de velocidad aparentemente en su contra rema en realidad a su favor: nunca se pasa de frenada mientras otros, tal vez, ya se hayan dejado los dientes contra el muro.
Algo le ha fallado al presidente, no obstante, para ser el primero en algo en lo que no querría participar: nunca un jefe del Ejecutivo en España había ido a declarar a un tribunal estando en el ejercicio de sus funciones, y aunque Felipe y Suárez lo hicieron también, ninguno acudió tras cepillarse los dientes en Moncloa.
En San Fernando de Henares, en una nave inhóspita sobrevolada por los vuelos de Barajas desde y hacia lugares exóticos, pasa la mañana el presidente para declarar como testigo de la primera etapa de la Gürtel, nombre alemán que no significa chorizo pero huele y sabe como el célebre embutido.
Que no haya podido declarar por vídeo como otros confirma que todos somos iguales ante la ley... pero unos más que otros
Que no le hayan dejado declarar por videoconferencia sorprende tanto como que sí lo hicieran otros políticos, a quienes sí se les reconoció una evidencia: todos somos iguales ante la ley, pero unos más que otros.
La pena de Telediario
Cambiar el pasillo del Congreso por el paseíllo en la Audiencia es un trago amargo que el líder del PP tendrá que tomarse despacio, sin poner luego las noticias: la pena de Telediario, ese rito medieval con aspecto de hoguera inquisitorial, no distingue la diferencia entre ser el acusado o un simple testigo; lo que quiere es ver arder cuerpos sin distinguir a bomberos de pirómanos.
Todo pasará, pero Rajoy ya podrán contar algún día algo similar al célebre monólogo del replicante de Blade Runner: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia..."