La avispa esmeralda
El autor propone una similitud entre el curioso comportamiento de un extraño tipo de avispa y la manera de penetrar de los populismos en toda Europa. Un viaje sorprendente.
La “política” actual y la populista en particular, me recuerda el comportamiento de un artrópodo curioso que ha llegado a una especialización extrema en su evolución: la avispa esmeralda. Su estrategia de supervivencia es la siguiente: sobrevolando sobre su víctima, que suelen ser coleópteros tipo escarabajo, se posa sobre su lomo, muerde con sus mandíbulas y la precisión de un cirujano, en el breve espacio que queda entre la cabeza y el poderoso exoesqueleto.
En todo el orbe proliferan los populistas: dosifican mensajes que gratifican las almas de los oyentes con promesas de vidas fáciles
Procediendo como haría un anestesista con una epidural, inocula una dosis cuidadosamente controlada de veneno en el sistema nervioso del escarabajo (que podría ser 10 veces su tamaño). La dosis es suficiente para paralizarlo parcialmente, ya que a modo de jinete, la avispa, controlando la voluntad de su dócil corcel, lo dirige a su nido subterráneo. Una vez acomodado en el fondo del nido, la avispa esmeralda aporta una nueva dosis que lo paraliza totalmente, sin matarlo.
Es entonces cuando inserta un huevo en el interior del cuerpo en un punto muy concreto. La avispa esmeralda se marcha, no sin antes tapar cuidadosamente el nido, de forma que no se pueda entrar, pero sí salir. Del huevo nace una larva que hereda la etología de su madre, con un conocimiento perfecto de por dónde debe empezar a comerse al pobre bicho, sin que se muera. Siguiendo un culinario y riguroso protocolo, va dejando para el final los órganos vitales necesarios para el mínimo funcionamiento corporal.
Cuando pasados pocos días los restos llegan a su término, la larva es ahora una atractiva avispa, brillante cual esmeralda azul-verdosa e idéntica a su madre. Sale del nido adulta y preparada para un nuevo ciclo de vida. La evolución de las especies nos deslumbra continuamente a medida que los etólogos analizan el comportamiento de seres sorprendentes, los cuales tienen una forma de vida que a menudo nos sirven para retratar la humana.
En todo el orbe proliferan los populistas, los cuales dosifican a los potenciales oyentes, mensajes que gratifican sus almas con promesas de vidas fáciles, seguras y adormecidas, te ofrecen quedarte en casa recibiendo la dosis adecuada mirando el televisor o conectado a Internet, solo hay que darle su voto esmeralda para mantener el ciclo vital, mientras tanto el octavo pasajero (la mansedumbre), fagocita el coleóptero cerebro de sus víctimas.
El enemigo natural del populismo no es la derecha ni la izquierda: es el liberalismo
Francia se encuentra en esta tesitura con Marine le Pen, pero en el ecosistema de la avispa esmeralda, los enemigos naturales no son ni la izquierda, ni la derecha sino que resulta ser el liberalismo, nos salimos del eje “x”. El panorama político adquiere una complejidad que la sociedad, cansada, demanda. Este cansancio puede resultar un desastre a nivel global si los políticos no responden a las preguntas de la sociedad civil ni a sus expectativas de futuro.
El populismo puede triunfar, tengamos esto claro, responde a todas las preguntas y además las adapta para sean atractivas a lo que la audiencia quiere oír en cada momento. Su antagonista, su depredador natural en el ecosistema del siglo XXI es el liberalismo moderno.