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Así es David Vallespín, el nuevo y desconocido novio de Alba Carrillo

Están enamorándose aunque ambos prefieran ir despacio. Es la primera vez que la modelo se fija en un hombre con una interesante vida interior y repleta de amigos.

Alba Carrillo y David Vallespín son la pareja del verano

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Acaban de emprender un viaje de vacaciones con destino desconocido. Aunque quieren ir poco a poco y Alba juega al despiste al referirse a él como "mi no novio", lo cierto es que los ojos de la modelo no dejan lugar a las dudas. Ha caído rendida a los brazos de David Vallespín, un ingeniero aeronáutico de treinta años director del área de aeronáutica de Altrán, una de las empresas más importantes del sector en España. Nacido en Murcia (donde conserva amigos y familiares) se mudó a Madrid en 2013 después de doctorarse en la prestigiosa Universidad de Liverpool. Su trabajo es puramente vocacional. Gran parte de su familia está relacionada con el mundo de la ingeniería aeronáutica. También con el de la hostelería y el deporte.

Aunque tan solo llevan cerca de seis meses conociéndose, David y Alba han encajado a la perfección. Sus citas son habituales aunque siempre intentan pasar desapercibidos. De hecho, esta revista ha podido saber que parte de sus respectivos entornos se han enterado por la prensa de esta nueva situación. Sin embargo, la revista CorazonTVE confirmó en su día que la familia de David está encantada con la incipiente relación. No les importa la exposición mediática siempre que se garantice la intimidad y tranquilidad familiar. Llevan una vida muy discreta y, aunque los focos no son un problema, prefieren seguir abrazando el anonimato.

Tampoco a David parece angustiarle la fama. La afronta con naturalidad. Sabe quién es Alba y conoce -aunque tampoco con total precisión- las consecuencias del tsunami emocional del que se recupera. Porque aunque la modelo prefiera no abordar el pasado, todavía sufre los vaivenes propios de una resaca sentimental amarga y taciturna. Por eso sabe que David no es uno más. No es el primero que ha intentado ponerle remiendos en el alma pero sí el que ha demostrado templanza e interés más allá de su frágil y evidente belleza. Porque si a Alba le moviera lo mercantil, podría haber estado ennoviada y muy bien situada.

Rechazó y plantó a más de uno porque el amor, para ella, no tiene números ni propiedades. Alba está feliz. Ha encontrado refugio en un hombre que la entiende y, sobre todo, que le hace reír. No puede esconder que David le ha devuelto confianza y autoestima. Porque más allá de la atracción física, con él comparte estilo de vida y conversaciones profundas. Eso es, tal vez, lo que marca la diferencia: "es inteligente, buena persona y me hace sentir especial. Es encantador", dijo al referirse a él en la revista.

No es para menos. Amante del deporte y de los retos, David se mantiene en forma. Es un buen esquiador, un gran jugador de fútbol, le gusta el medio ambiente, es niñero -ejerce de tío de su sobrina de cuatro años- y sueña con seguir recorriendo el mundo. Es cosmopolita, espontáneo y con una cartera de contactos más que importante. Por su vida han pasado -para quedarse- directores de proyecto y compañeros que destacan en él su pasión por el trabajo. Es metódico y creativo, incluso en un mundo que requiere más practicidad o pragmatismo.