David Bustamante: (pese a todo) uno de los nuestros
El cantante sobrelleva los comentarios de la prensa que cuestiona cada uno de sus movimientos.
Bustamante no puede más. Seca lágrimas de desesperación y resignación ante fábulas y disparates que, sobre él, se cuentan desde diversos medios de comunicación. Se le azuza sin compasión desde que lo suyo con Paula Echevarría se quedó en barbecho. Le acusan, le vilipendian, le señalan con insidia como responsable de un naufragio sentimental que no es más que el desgaste lógico de un matrimonio que ha sobrevivido a huracanes y fuertes tempestades. No hay mayores rarezas que las que ambos permitieron durante su larga e intensa historia de amor. No hay secretos, trampas ni ocultaciones. Paula conocía a la perfección las fortalezas y debilidades de David, admitiéndolas y secundándolas. Y él, en efecto, también las hizo suyas. Ahora navegan en un mar de desconcierto, de sentimientos encontrados.
No están, pero tampoco hay cambios importantes que hagan sospechar una reconciliación. Es la realidad de muchas relaciones sentimentales, salvo que en la suya hay luces y taquígrafos. Pero mientras, inmisericordes, hay quienes parecen olvidar que ese cántabro de carácter indomable, es también Bustamante. Una de las voces más importantes del panorama musical español, uno de los nuestros. Hay quien parece interesado en embrutecer sistemáticamente un nombre comercial para ensalzar otros que, inevitablemente, van siempre unidos al suyo. David mira al futuro con desolación y cierta preocupación.
No es perfecto, no. Pero David tampoco pretende serlo. Más bien busca mantener el respeto con el que siempre se han abordado sus asuntos más polémicos. Ánimo.