TV3, el altavoz del Golpe
TV3 acumula más personal que las dos grandes cadenas privadas y dispone de un presupuesto casi cuatro veces superior a otras autonómicas. Pero la fe de la Generalitat en su valor es eterna.
De la ocultación y manipulación de la manifestación del domingo en Barcelona hasta el spot de TV3 contra el Real Madrid del pasado junio, en el que se animaba a la Juventus con descaro en una continuación futbolística del desafío constitucional de la Generalitat catalana; el ente público es uno de los puntales de la política independentista que colapsa las instituciones tomadas por la vieja CiU, ERC y las CUP. ¿Pero cómo funciona y cuánto cuesta la 'artillería' del movimiento?
240 millones de euros de presupuesto, 2.300 empleados y unas instalaciones que, como casi todo en TV3 y Catalunya Radio, hacen empalidecer las de los dos grandes imperios televisivos de España: ni Atres Media ni Mediaset, propietarias de una decena de licencias operativas en todo el país, se acercan a esas magnitudes de gasto, pese a que sus ingresos multiplican varias veces a los de la Corporación catalana cuya audiencia, a más inri, cae en picado.
Pero nada es suficiente para alimentar un 'bicho', el del independentismo, que ha picado a cientos de miles de catalanes convencidos de que todo lo que cuenta Tv3 es cierto y que es universo ficticio de odio político y económico de España hacia Cataluña es cierto. Sin llegar a la excelencia de Leni Riefenstal, la maga audiovisual que elevó el misticismo del Reich al territorio del arte con imágenes gloriosas para la gran pantalla, la Corporación de medios catalanes es indispensable para entender el pulso que a todos los niveles lleva cinco años echando la Generalitat contra el Estado.
Y eso tiene un coste, inmenso en una Comunidad que ha visto hundirse su PIB, fugarse a miles de empresas y deslabazarse una parte no menor de servicios tan esenciales como la educación y la sanidad. Según los datos que obran en poder de ESD, extraídos de la documentación interna de TV3, el mayúsculo derroche en que no falte de nada para alimentar la contienda y transformar los platós en trincheras, se ha disparado en plena crisis económica. En concreto, las últimas cifras accesibles sitúan el presupuesto en algo más de 240 millones de euros al año, una cifra que sólo alcanza su sorprendente significado al compararse, por ejemplo, con la de Telemadrid, que apenas llega a los 70 millones de euros de aportación de la Comunidad de Madrid.
Esa comparativa también es llamativa con respecto al personal: TV3 y sus canales de radio y televisión sobrepasan los 2.300 empleados, por apenas poco más de 300 en Telemadrid. Pero hay más. Si se toman por referencia a los grandes grupos, representados por Antena 3 y Tele 5 con sus respectivos segundos canales (La Sexta y Cuatro) e incluso su oferta en TDT; el resultado es digno de calificarse de escandaloso: los dos grandes monstruos sólo multiplican por tres la plantilla de una televisión autonómica pero, y esto es más sorprendente, gastan menos en personal.
La Corporación catalana dedica a su formidable plantilla casi 160 millones de euros cada año, un 66% del total de su presupuesto; una cifra que apenas llega a los 130 para todos los canales juntos de ATres Media y Mediaset.Y es que en TV3 y su entorno, lograr un sueldo medio de 60.000 euros anuales no es tarea especialmente complicada, con picos de casi 87.000 euros para determinados directivos y un suelo salarial de algo más de 21.000 euros para los propios ordenanzas, según datos revelados en su día por e-noticies.
La maquinaria audiovisual catalana tiene 2.000 personas más que Telemadrid y gasta más en su plantilla que toda ATres Media
La coda de esa deriva hacia el aumento del gasto y la filiación con el independentismo de la Generalitat no puede ser, por contra, más paradójica: desde 2010, las audiencias de la corporación catalana han ido cayendo en barrena y ya no alcanza la barrera psicológica del 17%, un dato que firmarían sus homólogas en otras regiones pero que para el gran altavoz del secesionismo es una derrota.
Tal es la preocupación de los responsables del ente público que, pese a no querer parecerse en nada a España, en algo sí hacen una excepción: en los últimos años, y al menos en 2015, la Corporación Catalana de Mitjans Audiovisuals dedicó un buen pellizco, 140.000 euros en concreto, a contratar los servicios de una de las empresas más potentes en el sector de análisis de mercado audivisuales, GFK Emer Ad Hoc Research, con un encargo muy concreto: investigar y analizar hasta a seis cadenas "del Estado español" y otras cuatro locales, tal y como recoge el pliego que permitió la adjudicación.
La célebre 'confusión' sobre la nacionalidad de Purito, el ciclista que dejó de ser español en Río para TV3
Mientras, la manipulación en favor de una idea de Cataluña separada de España, que escribió episodios tan hilarantes como el de esconder la nacionalidad del ciclista Purito Rodríguez en los Juegos de Río (en la imagen superior), dista mucho de menguar e incluso puede extenderse merced a dos nombramientos. El del nuevo director de TV3, Jaume Peral, y el de Empar Marco, su homóloga en la renacida televisión valenciana.
TV3 dejó de ser un medio para convertirse en una plataforma y un pegamento de secesionistas a un coste desbocado
Allí desembarcó tras ejercer de corresponsal de la televisión de la Generalitat, desde la que defendía la visión pancatalanista que incluye a Valencia y a Baleares en los anhelados Paisos Catalans. No parece que ninguno de los dos tenga previsto variar el rumbo y garantizar el servicio público que, por ley, están obligados a garantizar. En el viaje hacia la imposible secesión, la televisión ha dejado de ser un medio para transformarse en una plataforma. Y tal vez la más importante de todas.
Noam Chomsky, poco sospechoso de conservador, describió hace tiempo las diez estrategias que utiliza el poder para servirse de sus medios al objeto de 'evangelizar' a las audiencias y hacerlas partícipes de un objetivo que antes no sentían.
Repasando el decálogo del controvertido lingüista norteamericano, autor de 'El miedo a la democracia', es imposible no encontrar una coincidencia casi absoluta con el trabajo de TV3 y Catalunya Radio en estos últimos años de proselitismo constante.
Pero basta una, que las resume a todas: "Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos".