Rosa María Artal en su trinchera
La periodista y número 2 de Podemos en Zaragoza se atrinchera para disparar desde allí balas dialécticas contra las Torres de Marfil. Un Quijote de la palabra que tiene aquí su réplica.
Dice la buena de Rosa María Artal, musa periodística de Podemos, en el diario de nuestro apreciado Ignacio Escolar, para referirse a 12-O y más en concreto a la recepción porsterior en el Palacio Real:
"El bipartidismo atrincherado. El que también llenó plazas para ser rechazado y decir con contundencia: no nos representan. Ya no es ni siquiera “la casta”, quizás es la Corte. Y esa vuelta a los 50´ de mano dura, punto en boca, racionamientos de libertades, marcadas clases sociales. Y el paso atrás como norma".
Todo el artículo de la que fuera flamante número 2 de Podemos en Zaragoza, tras muchos años en TVE presentando espacios tan míticos como Informe Semanal, tiene ese tono apocalíptico, con perlas como la precedente o ésta:
"Estaban todos. En un evento que parecía haberse convertido en acto de desagravio al rey por querer partir España, la España de todos ellos preferentemente. Casi un pleno de presidentes autonómicos. Hubo llamadas para que nadie que importa faltara. No acudió Puigdemont, claro, pero este año ni se reseñó la ausencia presidencial catalana".
Doña Rosa incurre siempre en esa costumbre tan populista de hablar por el pueblo pese a lo que diga al pueblo
Y remata con otro remolino de época, entre lo épico y lo admonitorio: "Y, fuera, 46,5 millones de habitantes (repartan mayorías silenciosas y clamores). Con aspiraciones legítimas y derechos que desde las torres de marfil ni se intuyen".
Doña Rosa María elimina así de un plumazo la evidencia de que, tras las siglas y las instituciones que tanto le molestan, suele haber personas. Que son las que, con sus votos, tienen a bien decidir dónde está cada uno.
Incluyéndola a ella, que no logró del pueblo el fervor con que ella habla del pueblo: se quedó fuera del Congreso, pese a intentarlo con denuedo. Podemos hacerle un croquis, si ello facilia la comprensión del mecanismo democrático vigente. Sólo tiene que pedirlo.
Un viejo chiste
Esa costumbre tan populista de hablar por el pueblo pese a lo que diga al pueblo, recuerda mucho a la máxima del Despotismo Iustrado, de quien toma al menos el primero de los dos términos: lo de tidar o no de ilustrada a la señora Artal dependerá del gusto de cada uno, o de la falta de él, pero el despotismo no parece muy discutible.
Considerar que todo el mundo está en una Torre de Marfil mientras ella y los suyos se sitúan heroicamente a pie de calle remite a un viejo chiste sobre el Reino Unido. Ése que cuenta que, cuando hay mucha niebla en el Canal de la Mancha, allí se suele decir: "El Continente está aislado". Pues eso pasa con "el régimen del 78, que se atrinchera". Ay, con lo que nosotros te queremos. La más grande.