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Carlos Dávila

El bombazo que trama Puigdemont para evitar el 155 in extremis y reírse de todos

Las sucesivas maniobras de distracción, dilatorias, urdidas en la sombra por un hombre de Artur Mas llamado David Madí están irritando sobremanera al Gobierno y al PP. Toda una tela de araña

Puigdemont y Junqueras, en una reunión del consejo ejecutivo del Govern.

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Dice un exministro en otro tiempo muy cercano a Rajoy: “Cualquier otro hombre que no fuera Rajoy le hubiera dado una patada en el culo a Puigdemont por este choteo”.

La expresión indica muy claramente la irritación que están produciendo en el Gobierno y sobre todo en el Partido Popular las sucesivas maniobras de distracción, dilatorias, que está realizando Puigdemont y no urdidas por él porque no es un hombre de tanta capacidad maquiavélica sino -de esto también existe total seguridad- del entorno de Artur Mas, que ha prestado a su sucesor para esta ocasión decisiva al auténtico artífice del proceso: a David Madí, independentista irreversible, experto en manipulación política, engrasador de Òmnium Cultural y consejero de varias sociedades importantes, entre ellas de Iberdrola.

Madí ha perpetrado toda una enrevesada tela de araña que, si las mejores fuentes del país no fallan, pueden romperse mañana mismo con la última jugada del “president”: la convocatoria de elecciones autonómicas inmediatas. El Gobierno, harto de este individuo, se limitó este lunes por boca y pluma de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, que tampoco es un prodigio en lo tocante a la claridad, a afirmar que Rajoy no se da por contestado y que espera de nuevo hasta el jueves para que Puigdemont se digne decir sí o no como el antiguo Catecismo Astete nos enseñaba.

Eso sí: con una reiterada admonición de que cumpla la legalidad y con una invitación a que acuda al Congreso de los Diputados y exponga lo que mejor le venga en gana. La pregunta es: ¿Sabe Rajoy lo que el president y sus asesores áulicos pueden estar perpetrando?

En el PP catalán la sola idea de unas anticipadas elecciones pone de los nervios a sus dirigentes, que se preguntan: "¿Es que hemos llegado hasta aquí para esto?"

Es de suponer que sí porque lo que se intuye es que la nueva pirueta de este sujeto vesánico no es otra, lo decimos, que convocar elecciones anticipadas y desactivar así, por las vía de los hechos, el 155 de la Constitución. Es cierto porque lo es que no existe ningún precepto legal que impida la aplicación del susodicho artículo con elecciones anunciadas, pero ¿qué sucedería si este mismo miércoles y al tiempo de la convocatoria Puigdemont advirtiera que se retira de la política y que no se presenta en lista alguna?

Esto es lo que se llama la política de los hechos consumados porque además la sola convocatoria encerraría la respuesta a Rajoy porque ella se basaría precisamente en al aceptación de la legalidad constitucional y estatutaria. En román paladino: diría que no ha declarado la independencia sin reconocerlo expresamente.

Artur Mas junto a su asesor áulico, David Madí, hombre clave en la trastienda de los últimos acontecimientos en Cataluña.

En esta triquiñuela, una martingala que parece cantada, le acompañarían a Puigdemont no solo los suyos, que son pocos y mal avenidos, sino la Esquerra de Junqueras que se frota las manos cada vez que se publica una encuesta con intención de voto regional, y por la otra parte Ciudadanos y los socialistas de Iceta que de una forma u otra vienen pidiendo la apertura de las urnas.

Ciudadanos se vería así recompensado en su insistencia, porque a Rivera le da exactamente igual que disuelva Puigdemont o que lo hiciera Rajoy, algo que al presidente del Gobierno no le permitiría la aplicación del 155. Eso lo sabe Rivera que un mes reniega al lado de Sánchez del 155 y al siguiente se coloca como su propalador más fervoroso.

Dice un exministro en otro tiempo muy cercano a Rajoy: “Cualquier otro hombre que no fuera Rajoy le hubiera dado una patada en el culo a Puigdemont por este choteo”

A Rivera estos saltos le salen gratis si hay que hacer algún caso a las encuestas. Pero a quien puede venirle bastante peor la convocatoria de los comicios es al PP y no ya porque sus expectativas continúan siendo malas sino porque se teme con razón que el escrutinio aumentara incluso el voto de los independentistas.

Hace unos días y en la recepción del Palacio Real el expresidente de la Generalitat José Montilla avisaba de que una convocatoria anticipada haría que Esquerra y la antigua Convergencia volvieran a presentarse juntos en las listas y que, además, era bastante probable que sus resultados pudiera incluso mejorar los que actualmente mantienen. O sea, que para Puigdemont este es el escenario ideal que, encima, podría presentar como un refrendo de su estrategia rupturista.

En el PP catalán la sola idea de estas anticipadas elecciones pone de los nervios a sus dirigentes, que se preguntan: “¿Es que hemos llegado hasta aquí para esto?” y concluyen: “Si es así: apaga y vámonos”. Un panorama.

Es decir que cuando todos aseguramos que el balón está en el campo de juego de los insurgentes a lo peor seguimos equivocándonos porque estos, los sediciosos, siguen choteándose de nosotros mientras la sociedad catalana y en buena parte también la española, se cuartea por todos los lados. Por ejemplo, el de los empresarios de la CEOE que mayoritariamente están que trinan contra el dúo formado por Juan Rosell y el catalán de Fomento del Trabajo Nacional, Gay de Montellá.

A ambos les acusan de excesiva cautela, cuando no de connivencia, con los independentistas hasta el punto de que el segundo incluso ha hecho suyas algunas exigencias de los sediciosos como es el reconocimiento de selecciones deportivas o el Poder Judicial autónomo. Este miércoles se perfila una reunión de la Junta Directiva de la CEOE especialmente “movidita”, en palabras de un ejecutivo muy significado.

Es evidente que el dúo citado aplaudiría entusiásticamente la iniciativa de Puigdemont, si es que ésta se produce de llamar a las urnas, un refrendo que también encontraría en casi, por no decir toda, la plana mayor de la Iglesia Catalana y, desde luego en los medios de comunicación que si bien han girado hacia la sensatez en los últimos diez días, no quieren ni por asomo tener que informar de la aplicación del 155 de la Constitución porque, entre otras cosas, cesaría la estupenda financiación que hasta el momento les viene suministrado la Generalitat rebelde.

Y como además Trapero duerme esta noche en su cama porque la Judicatura que suele mandar a prisión sin piedad a tantos otros por presuntos delitos menos clamorosos, no se teme felonías tales como la destrucción de pruebas, puede concluirse con que esta semana, si se culmina en el sentido que venimos temiéndonos, no va a ser tan mala para los sediciosos por más que en todos los cenáculos políticos de uno u otro signo aparezcan como mentirosos y cobardes, acusaciones que les traen exactamente por una higa.

En todo caso, ¿puede un servidor público, como Trapero, seguir en su puesto imputado como está, por sedición, sin pasaporte, y obligado a acudir al juzgado cada quince días? En España, sí.

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