Podemos, bajo sospecha
Tal vez no exista o no se pueda demostrar la financiación de Podemos desde Venezuela. Pero ya es una evidencia que sus dirigentes sí lo hicieron. Y eso es suficiente para señalarles.
Por mucho que la Comisión de Investigación sobre la financiación de los partidos, celebrada en el Senado; sea una respuesta del PP a la que le han impuesto en el Congreso todas las formaciones de la oposición, no deja de ser relevante lo que allí acontece: intentar saber de dónde logró la financiación Podemos y cuáles son las relaciones del PSOE con los bancos.
Sobre esto último, conocer si es cierto que Ferraz tuvo el privilegio de la condonación de créditos es algo de interés para la opinión pública, por mucho que al PSOE le moleste o crea que basta con saber cómo se financió el PP, algo de la máxima relevancia, sin duda, que es materia también de extensos procesos judiciales muy avanzados.
Pero lo más importante se refiere a Podemos. Es cierto que, a este respecto, los tribunales han cerrado una decena de causas abiertas -la más llamativa, por cierto, recibió el carpetazo del hoy Fiscal General y entonces juez, lo que ratifica su independencia-, lo que legítimamente es presentado por Pablo Iglesias y los suyos como una demostración de que el origen de sus recursos está más que justificado.
Sí hay financiación
No es del todo cierto, sin embargo. Porque una cosa es que no se haya podido demostrar, al menos aún, la financiación directa de Podemos con dinero de Venezuela e Irán y otra, bien distinta, que no esté más que ratificada la inmensa cantidad de dinero que recibieron sus dirigentes desde ambos países.
Que lo dedicaran o no a montar Podemos es relevante, obviamente, entre otras cosas porque puede ser delito si además atiende, como recogen algunos documentos, al deseo de implantar el chavismo en España con una formación que ha estado siempre en la órbita ideológica del deleznable régimen bolivariano.
Se demuestre o no la financiación de Podemos desde Venezuela, la de sus dirigentes ya es un hecho contrastado
Pero aunque no fuera así o no se pudiera demostrar, la evidencia de que los Iglesias, Monedero, Errejón y compañía han engordado sus cuentas corrientes o las de sus fundaciones con recursos procedentes de una dictadura represora, es suficiente para estigmatizarles políticamente.
Beneficio personal
Y esto, aunque le disguste oírlo a Podemos, es cierto: CEPS, una entidad supuestamente dedicada al estudio internacional, recibió millones de dólares venezolanos. Y dirigentes como Monedero, cientos de miles de euros por trabajos innecesarios que a precio de mercado no costaban esto.
Tal vez todos esos recursos no se desviaron luego para crear Podemos, pero la coincidencia en el tiempo y la certeza de que sus dirigentes sí se beneficiaron de aquellos países, es suficiente para poner en cuarentena sus escrúpulos y homologación con la democracia española.
Es simplemente repugnante que quienes intentan pasar por modernizadores de la política y el Estado de Derecho se hayan beneficiado tanto de un país donde la gente pasa hambre y los opositores están en la cárcel. Centrarse en esto, mientras los tribunales o las instituciones hacen su trabajo, es suficiente para que Iglesias y sus dirigentes queden en entredicho y señalados cada vez que den lecciones democráticas.