Echenique, el frívolo endémico
Pablito cogió su fusil tuitero para secundar a Monedero en sus ataques a un periódico. El liberticidio que siempre defendió Iglesias encuentra así en la tropa artilleros con poca puntería.
Echenique tuitea como antes se pintarrajeaban los retretes de los institutos, aunque en la España actual lo que antaño era marginal hoy tiene minutos de televisión garantizados y un buen número de escaños. Cosas de la democracia, el peor de los sistemas políticos... a excepción de todos los demás, que decía Churchill con sorna.
El caso es que Pablito, la frivolidad personificada, ha vuelto a convertir su Twitter en un muro de protesta quinceañera, de pedorreta escatológica, de rebuzno frívolo que en su caso ya es endémico. Esto perpetró, la criatura:
Lo de Podemos con 'El País' es ya manía persecutoria, tal vez porque no hay nada más letal que las críticas a esta izquierda radical de un periódico asentado en el imaginario colectivo como emblema de la izquierda socialdemócrata: que te dén cera "la caverna", "los neoliberales" o la "extrema derecha", según los eslóganes teenagers podemitas, es una cosa. Pero que te zurre la badana alguien con autoridad en tu ámbito, otra bien distinta. Duele mucho.
El caso es que, en el viaje de intentar ajustar cuentas con el diario de PRISA, a Echenique se le olvida la gravedad de lo que pasa en España, de manera fechaciente y documentada, en múltiples frentes que reclaman de un cargo público algo más que una infantil ventosidad.
El maestro Monedero
Porque hay separatistas, porque Rusia se mete en asuntos muy delicados para España, porque hay adoctrinamiento en las aulas y porque Stalin se cargó a más de 20 millones de personas. Que de todo ello bromee Echenique y le quite importancia es lamentable. ¿Alguien se imagina a un político español bromeando sobre las víctimas de Hitler? ¿O a uno francés sobre la secesión de una de sus regiones?
Sobre esto se parte el pecho Pablito. Haciendo méritos con Monedero, padrino de los muchachos y convencido de que es una mezcla de Zola, Sartre y Gandhi que le lleva a asumir, él solito, una guerra frontal contra el mismo periódico, a quien dedica reiteradas vejaciones y chirigotas como ésta de hace un par de días:
Para los adoradores de Lenin, como ellos mismos recalcan, es comprensible que un periodico -cualquiera- independiente, les moleste: su querido genocida ruso se cargó la libertad de prensa nada más llegar al poder, previo Golpe de Estado. Y su patrocinador Chávez, cerró emisoras en Venezuela como si no hubiera un mañana.
El propio Iglesias ha dejado claro qué piensan él y sus amigotes sobre este derecho definitorio de una democracia seria, con una reflexión digna del museo de los horrores liberticidas:
Hay ataques, en fin, que son medallas. Quienes deberían preocuparse un poco son los medios de comunicación y periodistas que sólo reciben caricias de Podemos. Que te aplaudan quienes menos creen en tu función demuestra, simplemente, que estás en el camino equivocado. Aunque te sientas muy chachi perteneciendo al lado oscuro de la fuerza.