La otra Manada
La psicóloga de ESD recalca el amarillismo de buscar lapsus en la víctima de la presunta violación colectiva en Pamplona y advierte que todas sus reacciones son normales. "Yo la creo", dice.
Los cinco detenidos de la llamada 'Manada', que prestan este miércoles declaración ante el juez
No es una broma . Es alarmante ver día a día una sociedad fanática y dicotómica, integrista, con un único pensamiento dañino de estás conmigo o con el otro. Claro está, la idea rechaza la realidad al primar un pensamiento único, nada flexible.
La supuesta agresión sexual de cinco jóvenes, a los que se denomina La Manada, a una chica en los Sanfermines a la que yo creo totalmente, ha creado situaciones absurdas y comentarios de inexpertos que se creen jueces y tribunales.
Partiendo de la base de que la violación es un problema mental y no sexual, reflejo de una patología de la personalidad. El objetivo es el someter y dominar a la víctima y momentáneamente eliminar ese complejo tan profundo de un narcisista que no es nadie y pretende serlo.
Es evidente este comportamiento es repetitivo y obsesivo que va más allá del placer y más cerca de atenuar y tapiar un profundísimo complejo. La persona atacada pierde su rasgo humano y se convierte en un simple objeto de usar y tirar, sin empatía ni humanidad.
Salvajadas
Yo, yo y yo. Los otros no existen a no ser los que escudan y apoyan sus salvajadas. La Manada, el nombre del grupo, al ataque de una presa como lobos dañinos y destructivos. Además de la opinión de los forenses que observan una zona eritematosa con lesiones compatibles con una violación o agresión sexual se suma la agresión del robo del móvil.
Para no dejar huellas como decían dos de los miembros del grupo en una grabación. Voy a ser muy clara y diré que este sadismo sexual entra dentro de la parafilia, la perversión y la psicopatía. Además de grabar sus salvajadas para presumir de ellas.
Dicen que obviaba la violación y hablaba del móvil. No significa mentira, sino tapiar algo doloroso
La supuesta violación a una joven de Pozoblanco en la parte trasera del coche y con un tercero grabando, nos muestra la repetitividad de la patología del violador. Semiinconsciente y supuestamente dormida con cloroformo. Esta sustancia dura muy poco tiempo y no figura en ninguna analítica posterior igual, que la escopolamina o burundanga. Ni se ve ni se nota el sabor pero provoca amnesia de lo ocurrido y dominación de la voluntad.
Es amarillista total que un medio se cuestione tres versiones no coincidentes en algún rasgo en la supuesta violada. El shock vivido, comprobado por quien la encontró desorientada posteriormente, es normal en estos casos y similares.
No se recuerdan datos muy concretos, hay pequeños lapsus que días después se recordarán. Dicen que obviaba la violación y hablaba del móvil. No significa mentira, sino tapiar algo doloroso y querer ignorarlo aunque no se pueda y esté en lo más profundo.
El trauma y la amnesia
Yo he vivido en primera persona un accidente automovilístico y el coche nos lanzó fuera apareciendo descalzos en la calle. Cuando llegó la ambulancia yo no me preocupaba del corte y hemorragia en una pierna; con un fuerte traumatismo craneal sólo quería volver a los amasijos del coche a coger mi bolso y mis llaves. Días después se recuerda más nítidamente.
Continuar la vida como la joven madrileña no es no haber sido herida ni ser una heroína sino que es, con todas tus fuerzas, intentar olvidar y pasar página. Un buen razonamiento debemos hacer. Lo ilógico de rastrear a través de un detective la vida posterior de una mujer supuestamente agredida.
Todavía más ilógico es no tener en cuenta conductas similares que reflejan unas personalidades determinadas y muy trascendentes. Jamás se pueden intercambiar papeles y convertir de forma anómala una víctima en verdugo y un verdugo en víctima. Entonces constituirá el fracaso de toda una sociedad carente de valores.