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Carmena denuncia a Rull por sus flatulencias

El Ayuntamiento no descarta peatonalizar al exconseller para impedir su emisión de gases. "Si hay pedos, tienen que ser de género e inclusivos", afirma la alcaldesa madrileña.

Rull, haciendo un amago

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La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, iniciará acciones judiciales contra Josep Rull, el exconseller de la Generalitat que, durante su estancia en una cárcel madrileña, reconoció haber liberado incontables flatulencias, en aplicación del protocolo anticontaminación de la capital de España.

El político catalán echó la culpa a la comida española y, en especial, al cocido madrileño, pero eso no ha sido suficiente para esquivar la acción del Ayuntamiento de Madrid. "A nosotros que den un golpe de Estado no nos importa, pero que contaminen la atmósfera así y presuman de ello nos parece gravísimo", explican fuentes municipales a El Pato Cojo.

De entrada, el Gobierno de Ahora Madrid prohibirá a Rull circular por la M-30 y pasear por la Gran Vía "en cualquier dirección", y no descarta peatonalizarle a él mismo "para hacerle más inclusivo y que no se tire pedos o sean pedos y pedas de género", argumentan.

Rull no podrá circular por la M-30 y el Ayuntamiento estudia peatonalizarle para evitar su emisión de gases

Josep Rull, preso en Estremera y ahora en libertad bajo fianza, se quejó de los problemas intestinales derivados de la alimentación opresora, consistente en varias dosis de garbanzos semanalmente "y hamburguesas quemadas". Varios presos se quejaron y pidieron el traslado de celda, aunque al enterarse de que la otra opción era ingresar junto a los Jordis desistieron en su intento.

Viene de lejos

Fuentes próximas al conseller indican a este periódico que, pese a las quejas de Rull, lo cierto es que ya era flatulento desde antes de entrar en la cárcel. "Era conocido por todos los del núcleo duro del separatismo, siempre estaba tirándose pedos y diciéndole a Junqueras 'píntalo de verde', una broma muy cómplice y transversal entre el PdeCat y ERC", afirman.

Puigdemont, no obstante, ha denunciado el "inhumano" sistema presidiario español, considerando que las ventosidades provocadas a Rull son "torturas" y que como tal debe tratarlas el Tribunal de Derechos Humanos de Ginebra. "La resistencia cívica estomacal de Rull tiene límites, es una brutalidad darle garbanzos a un gran catalán acostumbrado a comer sushi", concluye el expresident.